Críticas

Destilado de gotas de sabiduría

La última lección

La Dernière Leçon. Pascale Pouzadoux. Francia, 2015.

Cartel de la película La última lecciónEsta es una de las muchas películas en las cuales se va a tratar el asunto de la denominada “muerte digna”, donde personas de edad avanzada o que están sufriendo enfermedades muy debilitantes escogen morir de manera voluntaria y planeada, aplicándose o recibiendo algún tipo de droga o de inyección, sin que realmente esta decisión arrastre las connotaciones trágicas y desafortunadas del suicidio. Acá se narra una historia de la vida real, relatada literariamente, de una mujer de 92 años que se encuentra fatigada y deseosa de morir tranquilamente, de tal manera que no sea una carga para sus hijos ni para ella misma. Ha sido una mujer de enorme vitalidad, destacada por sus ideas libres, por ejercer liderazgo social y por experimentar independencia en todos sus asuntos. Ahora el cuerpo no le responde como ella quisiera, pero mantiene la mente activa y despierta y se le ocurre que es tiempo de marchar, para lo que se dedica meticulosamente a cerrar diversos ciclos personales, como son los asociados con los distintos objetos que mantiene en su hogar, pero ante todo, a dejar en buenos términos los vínculos con sus dos hijos y sus familias.

La dernière leçon, fotogramaNo es tarea fácil esta de sostener una animada reunión familiar en la cual se celebra su cumpleaños y allí, en medio del cariño familiar y del ambiente ligero y festivo, leer con voz temblorosa, pero decidida, una pequeña nota, donde la anciana mujer anuncia sus intenciones, pidiendo respeto y comprensión. Como es de esperar, la noticia crea desconcierto, sorpresa, incredulidad, cierta rabia y sentimientos encontrados, de rebeldía y de amor, entre sus dos hijos. A partir de ese momento, el énfasis de la historia se centra en las relaciones familiares y en una exploración sobre los sentimientos de esta mujer, a medida que se acerca el tiempo señalado. Varios asuntos son tratados acá, de mucho interés para la vida de las personas, en una película muy bien hecha, de excelente dirección y actuación, que deja una sensación de altura y respeto en el manejo de los diversos conflictos.

El primero de ellos está relacionado con las cosas. Desde siempre, la humanidad ha sido coleccionista de objetos, que van ocupando los espacios de las personas, de tal manera que los hogares se convierten en pequeños museos de la realidad personal: fotos, cuadros, relojes, recuerdos de viajes, artesanías, ropas, armarios, muebles, tantas cosas. Si una persona contempla el fin de sus días y es metódica, como el personaje del filme, le va a encontrar sentido a toda una serie de rituales para marcar, empacar y clasificar sus artilugios, sintiendo una mezcla de emociones a medida que apunta con letra cuidadosa notas y mensajes. En épocas no muy lejanas, las personas ancianas vivían sus últimos días rodeadas de hijos y de nietos, y no faltaba la forma de repartir las cosas luego de la inevitable muerte, sin que hubiera necesidad de pensar demasiado en esto. Pero en la actualidad son escasos los descendientes, los cuales viven, ellos mismos, en estrechos apartamentos, cargados a su vez de objetos. Entonces las ciudades deben contar con sistemas para recoger tanta cosa, una carga adicional para los abrumados sistemas de reciclaje y de disposición final, pero realmente una oportunidad para compartir con otros, para que objetos cargados de energía personal, continúen cumpliendo funciones valiosas.

La última lección, escenaUn segundo asunto es el de lo que significa recordar. La anciana mujer ha tenido una vida muy activa y con ayuda de los medios modernos audiovisuales, tantos recuerdos vienen y van ante sus ojos, en forma de videos familiares y fotografías. El ver estas cosas, da vida a su cansada existencia, pero también le permite compartir con hijos y nietos y sentir que ha sido útil, que ha vivido con plenitud, que hay historias para disfrutar, para contar y para cerrar ciclos familiares y personales.

Un tema inevitable, que debe tratarse, es el del significado final de las relaciones familiares. ¿Pueden ser tiernas y amistosas o enredadas en el conflicto, en los miedos, en los dolores y en el egoísmo? El filme se aproxima con bastante elegancia a estas posibilidades, a través de las conversaciones y los contactos entre la madre, sus dos hijos, su nieto y entre ellos mismos y sus parejas, tomándose sus tiempos para que los personajes se expresen, para que podamos extrapolar estas cosas a nuestras propias vidas de espectadores iluminados por las luces que nos ofrece. El destilado final que recibimos, la última lección, nos permite beber gotas de sabiduría y entender lo preciosas que son la ternura y la amistad entre las personas y la capacidad que tienen para sanarlo todo.

La dernière leçonComo es bastante usual en las películas francesas de tiempos recientes, se plantea acá también el tema del papel de los inmigrantes en la sociedad, especialmente como acompañantes y amigos de las personas enfermas, necesitadas y solitarias. Dos robustos personajes de raza negra se convierten en energéticos complementos de la vida de esta anciana, a base de pequeños detalles, de sonrisas, de empatía y de sencillas conversaciones inteligentes y humorosas. Algo importante se está diciendo acá, sobre la inevitable transformación de la sociedad nativa y tradicional de los países avanzados, a medida que se van envejeciendo y que va cobrando más y más importancia el rol de los millones de inmigrantes que llenan los vacíos sociales, en busca de oportunidades y de una vida mejor. Se atreve el cine a servir como herramienta de diseño de los tiempos que vendrán, a medida que ofrece, creativamente, artísticamente, modelos de comportamiento social.

Trailer:

Comparte este contenido:

Ficha técnica:

La última lección (La Dernière Leçon),  Francia, 2015.

Dirección: Pascale Pouzadoux
Guion: Pascale Pouzadoux y Laurent de Bartillat, basada en una obra de Noëlle Châtelet
Producción: Olivier Delbosc, Marc Missonnier
Fotografía: Nicolas Brunet
Música: Éric Neveux
Reparto: Sandrine Bonnaire, Marthe Villalonga, Antoine Duléry, Gilles Cohen, Emmanuelle Galabru, Grégoire Montana-Haroche, Sabine Pakora, Manon Matringe, Barbara Schulz, Charles Gérard, Jean-Claude Jay, François Berland

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.