La hagiografía es el estudio de la vida de los santos, una lectura y una escritura de los eventos que rodean la figura de estas personas. Hagiográfico, entonces, es aquel producto que tiene como punto de partida la necesidad de hablar directamente de “lo que pasó”, definición esta que se refiere al movimiento no total sino escogido de las acciones del santo mismo (o de la santa). En otras palabras, la hagiografía no es tanto un discurso sobre toda la vida, todos los elementos, de un ser humano que definimos superior a nosotros, sino la elección de determinados detalles que, en su conjunto final, nos proponen una lectura precisa de lo que son los momentos claves. Discurrir de todo, al fin y al cabo, sería casi imposible, ya que la mayoría de “lo que pasó” está ocupada por las horas de nuestro sueño (casi un tercio de nuestras vidas) y por las en que “nada importante pasó”.
Crock of gold, entonces, documental del británico Julien Temple, no es nada más ni nada menos que una verdadera hagiografía de Shane MacGowan, uno de los músicos quizás más famosos de Irlanda. Sin embargo, la cuestión metafórica del concepto de hagiografía nos ayuda a mejor entender el significado profundo de esta obra y elegir, por ende, si es algo que nos podría ayudar a pasar un par de horas disfrutándolas. A un ateo, por ejemplo, una hagiografía no interesa por nada, sino como elemento o documento histórico; si no amamos los Pogues y si no nos interesa por nada lo que, efectivamente, es un biografía bastante superficial, ¿para qué sentarnos ante una pantalla?
Efectivamente, la vida de Shane MacGowan no es muy interesante, ni interesante parece ser lo que él quiere decirnos. No hay nada verdaderamente profundo, nada capaz de revelarnos una nueva mirada sobre el mundo, sobre nuestras vidas, o sobre el concepto de arte. El MacGowan de Temple revela así un carácter inocuo, bastante vacío, lo cual no significa que el protagonista del documental sea una persona por nada interesante, sino que si de interés tenemos que hablar solo estaría bajo la categoría de historia de la música, algo cuya finalidad se pone en el conjunto de nociones y detalles que sirven para los amantes de este género, no para todos. La película, por esta razón, resulta insípida para los espectadores que no son aficionados, sobre todo porque su duración de poco más de dos horas resulta, al final, bastante difícil de procesar. Si Temple hubiera cortado unos treinta minutos y concentrado los detalles, quizás hubiera ayudado a crear un ritmo más consistente.
El resultado final, desde un punto de vista estructural, es un obra que se mueve por tres niveles. El primero es la vida de MacGowan (punto de vista biográfico), el segundo la historia de los movimientos musicales de los años setenta y ochenta, y el tercero el conjunto de cambios culturales, como puede ser la perspectiva de la cuestión irlandesa y de la aceptación del “otro” en la Londres de la juventud de MacGowan. Muy poco es el espacio dedicado a los procesos de creación de la música de los Pogues, ya que, una vez llegados al final del documental, el espectador sí habrá aprendido algo sobre la familia de MacGowan, pero casi nada sobre cómo el músico se sentaba ante una hoja de papel para decidir qué palabras usar y qué notas escribir.
Documental suficiente, entonces, pero nada más, construido para que se celebre la vida de un cantante que, quizás, no tenga mucho que decir en tanto persona, mientras que sí en tanto músico. Se siente, entonces, cierta fatiga durante la visión, cierta falta de investigación que hubiera sido capaz de darnos una mirada más intensa. El ritmo, como ya se había mencionado, no funciona perfectamente, y nos deja cierta idea de que Temple hubiera podido cambiarlo, dejando por un lado lo que resulta inútil (y no se trata de un par de minutos), y llegando así a crear una obra más compacta y mejor organizada, con una estructura más sólida. Hagiografía, entonces, incapaz de ir más allá de la simple celebración de la persona, como si de un santo musical se tratara, producto de una necesaria falta de voluntad ante la posibilidad de una crítica también negativa o de una lectura más global y menos alabadora.
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