El principio del fin. Tendencias y efectivos del noví­simo cine japonés

La tercera vía
Por Manu Argüelles



El principio del fin. Tendencias y efectivos del novísimo cine japonés
Lardín, R.  y J. Sánchez-Navarro (eds.)
Paidós Ibérica, Barcelona, 2003


Quizás porque todavía carecemos de la suficiente distancia histórica para abordar un estudio del reciente cine japonés... Quizás porque hoy más que nunca cuestionamos la existencia de cines nacionales, habida cuenta del dinámico intercambio de formas fílmicas que se ha producido desde la modernidad cinematográfica... El hecho es que el cine transnacional, signo de un mundo tecnificado y comunicado, parece ser el fenómeno que se va asentando con más fuerza. Lo que contradiría la existencia de un "cine japonés".

El caso es que, sea por el motivo que sea, existen muy pocos libros en el mercado editorial en lengua castellana como el presente. Precisamente, este volumen es fruto del Festival Internacional de Cinema de Catalunya, un certamen pionero y decidido, desde hace varias ediciones, a difundir la amplia e interesante cultura oriental en el territorio español. El libro se publicó en el 2003, coincidiendo con la XXVI edición del festival, que ese año dedicó una retrospectiva al novísimo cine japonés. Los festivales pueden servir para muchas cosas. Una de ellas, que a veces se olvida, es ejercer de plataforma de difusión cultural.

Se podrá argumentar que existen libros dedicados al cine contemporáneo japonés. Sí, existen, pero todos de un marcado tono introductorio o divulgativo. Aspecto que, por otra parte, ya está suficientemente cubierto en Internet. Para no iniciados pueden ser una útil herramienta, pero para aquellos que, como yo, previamente se han acercado al tema (en mi caso, de una forma un tanto anárquica), libros como este son escasos.

Así pues, su gran virtud es que se acerca al cine japonés actual desde un punto de vista ensayístico y con una clara voluntad sistémica. Por otra parte, dado que está escrito por varios críticos de prestigio, como Jordi Costa, Roberto Cueto, Àngel Sala o Antonio Weinrichter, presenta una variedad estilística que enriquece la lectura. Se divide en capítulos bien delimitados, cada uno escrito por un autor, lo que permite una lectura flexible y acomodada a los intereses de cada lector.

La publicación nunca se olvida de establecer una visión lo más panorámica posible para analizar y describir ese tsunami cinematográfico que nos llegó en los años 90 desde Japón.

Por ello, los tres primeros capítulos delimitan y tantean la visión de un específico cine japonés, frente al cine llegado desde otras latitudes, para después analizar las personalidades artísticas más destacadas. Desfilan en él los nombres de Takeshi Kitano, Hirokazu Kore-Eda, Kiyoshi Kurosawa, Takeshi Miike y los menos difundidos de Shunji Iwai, Sabu o Shinya Tsukamoto. El libro se cierra con una revisión de los distintos géneros desde la óptica nipona, con un capítulo (escaso) dedicado al anime.

Los autores permiten clarificar y contradecir ciertos acercamientos al cine japonés, lastrados por el exotismo que seduce al observador distante, que han deformado el conocimiento de esta producción. Son especialmente críticos con la visión que aportó Noel Bürch en su estudio y que sentó cátedra en Occidente. Establecen una certeza, mediante una hábil y convincente argumentación: no conocemos tan bien el cine japonés como creemos. En realidad, tenemos un saber sesgado, el cual es necesario revisar y complementar. Los autores se esfuerzan para que podamos comprender por qué y cómo esta cinematografía cultiva con fruición los géneros, apuesta por la representación de lo excesivo, fagocita con suma facilidad elementos subculturales y, en definitiva, es un cine plenamente posmoderno, cosmopolita y específico.

Por ello, es inevitable recurrir al pasado del cine japonés para demostrar, en la mayoría de los casos, que la producción actual desatiende con insolencia su propia tradición cinematográfica. Vemos también cómo han evolucionado los géneros hasta llegar al presente: en un país que no academiza el aprendizaje cinematográfico, las personalidades más destacadas son necesariamente autodidactas, en muchos casos con orígenes tan poco prometedores como el softcore o la televisión.

No quiero finalizar sin formular un deseo. Espero que iniciativas como ésta animen a los editores a publicar miradas similares a otras cinematografías en ebullición muy interesantes, como las de Taiwán, Corea del Sur, Hong Kong, China, Tailandia o el emergente cine filipino.

Es pues un libro de obligada lectura para todo aquél que quiera acercarse desde una perspectiva clarificadora, seria y rigurosa a una cinematografía tan heterodoxa, rica e interesante como la japonesa actual. Una obra que puede hacer cambiar de opinión a todo aquél que todavía piense que Japón no ofrece un discurso innovador a nuestro panorama cinematográfico.

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Cinerama (Reseñas) (96)