Críticas

En el nombre del padre

El retrato de mi padre

Juan Ignacio Fernández Hoppe. Uruguay, 2022.

Para hacer esta película tuve que prestarle la cámara a ese niño de ocho años que no creyó del todo que su padre había muerto, porque la muerte es cosa de adultos.

Juan Ignacio Fernández Hoppe

Luego de dirigir Las flores de mi familia (2012), un documental sobre el desamparo en que se encuentra la abuela Nivia cuando su hija viuda encuentra nuevamente el amor, el realizador uruguayo Juan Ignacio Fernández Hoppe emprende otra obra inspirada por su historia familiar.

El retrato de mi padre está desarrollado como una pesquisa sobre la muerte de su progenitor. Recortados sobre un blanco aséptico, nos muestra los tres o cuatro elementos encontrados junto al cuerpo ahogado de su padre, en una playa del Uruguay.

Sobre el mismo blanco, entrevista a su madre, que decreta: “Estamos hablando de un pasado que ya no tiene modificación”, con una visible contención en sus palabras, en una búsqueda por preservar una imagen positiva del fallecido y la integridad de su hijo.

A partir de tal aseveración, Fernández Hoppe se propone romper su consigna para conseguir una modificación: si bien no podrá resucitar al padre, a partir de búsqueda de información tanto en los archivos judiciales como entre quienes lo conocieron, podrá recomponer esa figura esencial que perdió cuando apenas tenía ocho años.

Roto el silencio primordial, se devela el amor de la familia paterna por ese ser incomprendido que encontró la muerte, buscada o accidental, junto a su playa preferida en Salinas. La tía y los primos del director han guardado por años lo que consideraban tesoros familiares para entregarlos como legado a ese hijo que ha crecido con una duda inmensa. Es entre ellos que descubre la profesión desconocida del padre y su frustración por no ocupar el lugar destacado para el que se sentía preparado.

El documental está organizado meticulosamente, las entrevistas transcurren con los picos de emotividad propios ante las preguntas insistentes que Fernández Hoppe realiza. El blanco absoluto sobre los que expone objetos y personas nos remiten a las salas de autopsia, donde se desglosa un pasado a través de piezas que “hablan” como un cuerpo en la mesa de cemento.

La madre descarta el suicidio, la familia paterna habla de su depresión y adicción a psicofármacos. Los que mejor lo definen, más humanamente, si puede hablarse de la humanidad de un muerto, son sus alumnos.

Como si estuviéramos frente a un thriller y Fernández Hoppe fuera un detective, este despliega todos sus descubrimientos en una amplia biblioteca, donde coloca en primer lugar las patas de rana y el snorkel, especie de comentario irónico ante la posible muerte accidental del padre en la playa, por quedarse dormido al subir la marea. Esta opacidad en el relato queda de lado cuando el director encuentra una carta que le ha dejado su progenitor para ser leída cuando sea grande. La lectura de la carta y un sueño de la madre completarán la pesquisa emprendida una hora y media antes, lo que le permitirá al autor ubicarse entre el amor de un padre ausente y la impotencia de una madre por proteger a su vástago.

Rota la intriga, desvelada la vocación paterna y el amor indeclinable por su hijo, en una declaración de que toda comunicación entre ambos será nueva, madre e hijo cierran el relato en un departamento con un piano. Desde el balcón llega una melodía que Fernández Hoppe tararea: pa… pa… papa… pa…, mientras la madre toca en el piano la Balada para un loco, que ambos entonan.

Especie de exorcismo que atañe más al autor que al espectador, el recorrido por la búsqueda es esquemático y la resolución esperada. Una película pequeña, muy personal, que ha sido estrenada en el Festival de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA) y recibido el premio a Mejor Película en el Festival Iberoamericano de Cine, en Miami. Obtuvo una Mención especial en el SiberiaDoc International Film Festival y Dirección destacada, guion y dirección de arte en el International Austral Film Festival (FICA). En Uruguay recibió seis premios de la Crítica: Mejor película, documental, dirección, montaje, fotografía y guion.

 

Comparte este contenido:

Ficha técnica:

El retrato de mi padre ,  Uruguay, 2022.

Dirección: Juan Ignacio Fernández Hoppe
Duración: 99 minutos
Guion: Guillermo Madeiro, Juan Ignacio Fernández Hoppe, Guillermo Rocamora
Producción: Carolina Campo Lupo y Juan Ignacio Fernández Hoppe
Fotografía: Juan Ignacio Fernández Hoppe
Música: Hernán González Villamil y piezas para piano de Juan José Fernández Salaverria
Reparto: Alicia Hoppe, Juan Ignacio Fernández Hoppe, Marina Fernández, Carlos Casatti, Beatriz Casatti

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.