Con solo tres términos foráneos podríamos definir en gran medida la esencia de este documental, que ha conseguido alzarse con el premio al mejor documental largometraje nacional. Desde un acercamiento argumental, de producción y distribución.
Gentrification o aburguesamiento de un lugar, como proceso que se da en las grandes ciudades, donde existen remodelaciones urbanísticas, utilizando como base barrios típicamente obreros. Son barrios que han aguantado el paso del tiempo sin apenas alteraciones en sus calles y casas, y presentan un evidente deterioro por el paso del tiempo. Sus habitantes han mantenido una forma de vida que confronta con las grandes avenidas y zonas aledañas.
Crowdfunding o micromecenazgo es una de las maneras en que este documental ha conseguido financiarse, a través de pequeños mecenas que con sus aportaciones económicas han ayudado a que este proyecto consiga finalizarse. Cualquier persona anónima puede ser coproductor, mediante su donativo.
Está incluido dentro de films con licencia Creative Commons que va más allá del copyright, ya que ante todo se busca el reconocimiento de la autoría en cualquier tipo de exhibición, sin que esté limitada a la explotación comercial, facilitando su difusión.
Como se extrae del propio título, la cinta está dividida en tres partes episódicas que muestran la transformación de la colonia barcelonesa de Castells. Primero la cámara es testigo contemplativo de la forma en que los habitantes viven en ese entorno que se asemeja a un pequeño pueblo dentro de una gran urbe, donde los niños pueden jugar en sus calles sin miedo a que pasen coches y la interacción entre los vecinos es muy cercana, casi familiar. Comparten el espacio exterior de sus casas, donde tienen pequeños jardines y pasan el tiempo con juegos de mesa. En la segunda parte, la cámara se sitúa cerca de la defensa agónica por el hogar en una lucha contra titanes, las enérgicas protestas de los propietarios frente a las intenciones del ayuntamiento y su impotencia. Por último, comparte la mirada impertérrita de los vecinos ante el abandono forzado de sus casas, cuando llega la maquinaria de destrucción y todo es tapiado, menos sus recuerdos. Muchos saldrán del barrio hacia a otras zonas impuestas y otros, solo con una indemnización bajo el brazo.
Si bien el espectador llega a conocer la problemática de la colonia, se echa en falta saber en qué se va a convertir ese lugar después de que los obreros tapien la última casa, siendo esta, en realidad, la principal motivación de toda la iniciativa.



Aranxta Aguirre, directora del cortometraje An American Swan in Paris, presentaba su película citando la siguiente frase de John Lennon: «La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes”. Existen documentales que nacen de un conjunto de circunstancias no buscadas, cúmulos de situaciones al azar que convergen para dar forma a una historia, que pasa en tan solo un instante. Únicamente el documentalista más avezado es capaz de captar la esencia de ese momento, único e irrepetible. Mezcla de su intuición y del saber vivir con la cámara al hombro, siempre dispuesto a esa búsqueda de lo imprevisible.
Situada en las antípodas del título de Guerín, esta cinta podría haberse llamado «En deconstrucción», abundando en la literalidad de su descripción, porque en definitiva, lo que vemos es un documento sobre el desmantelamiento del famoso edificio España, localizado en la plaza madrileña del mismo nombre, tras su adquisición por parte de un fondo de inversiones. Esta construcción nace en pleno auge franquista, casi como símbolo de abundancia de cara a la galería. El tiempo y los cambios consiguientes la han relegado a mantener intacto únicamente su esqueleto, como síntoma directo de un panorama sociopolítico donde reina la especulación, los recortes y la austeridad casi a cualquier nivel.
Existen documentales cuya valía cinematográfica queda en un plano soterrado cuando lo que se nos muestra es de tal contundencia e importancia que trasciende a cualquier tipo de contemplación artística. Esto me viene a la cabeza con tan solo pronunciar el nombre de Zhao Liang, artista chino multidisciplinar, cuya filmografía está dedicada a un propósito bien definido, que significa una lucha personal por dar a conocer la gama de realidades que sufre su país. Su principal objetivo radica en el intento por dar a conocer y mejorar la problemática de aquellos que ven sus obras.
Pieces and Love All to Hell es una compilación de vídeos que ciudadanos de Estados Unidos han subido a la red como forma de expresión.
Ganadora del premio al mejor documental largometraje internacional, esta película estaba enmarcada en una sesión cuyo telonero, el cortometraje Memorias del viento creó la atmósfera y predisposición idóneas para el visionado de la cinta surcoreana.