Guiones 

Day of the Dead – Guion original

Hubo un momento en el cual, por supuesto, la idea fue la de crear un obra épica que pudiera superar a las dos precedentes. Hubo, sí, y después se fue, todo cayó, derrumbándose la idea original y (re)moldeándose hasta parir lo que hoy tenemos. Se trata de cuestiones naturales, cambios que forman parte de lo normal, lo natural, dentro de la estructura del juego entre lo que está disponible (el presupuesto) y lo que está permitido (por parte de los productores). Se dice, entonces, que la cuestión del guion original de Day of the Dead supuso una elección precisa por parte de Romero: cambiarlo todo o casi, reducir el número de millones (de dólares) necesarios y convertirlo en algo menos caro, capaz de suponer más libertad creativa y menos problemas a la hora de llevar a la pantalla unas ideas cheaper (en el sentido, obviamente, del ruido que hacen los billetes cuando los ponemos sobre la mesa). Quizás sea esta una de las razones más fuertes que se le puedan presentar a un autor: destinar a la basura la casi totalidad de las ideas y mantener, en el cambio, un nivel de libertad más alto.

La idea original, efectivamente, tenía muchos problemas a la hora de calcular el coste global. Muchos efectos, muchas locaciones, muchos personajes. Sí, hubiera sido magistral dentro de la idea de ir “más allá”, de lograr construir algo más grande que las películas precedentes. Y, sí, las cuestiones sociales y antropológicas tan importantes para Romero, hasta las más correctamente políticas y culturales, hubieran tenido un alcance más amplio, permitiendo jugar con los diferentes niveles otorgados por una lectura profunda del mundo que rodeaba al autor. Un universo, el del guion, de guerrilleros, de milicianos, de una isla que se rige sobre sus propias ideas, sus propias leyes, que bien representan una sociedad a punto de (de)caer, capaz de sustentarse solo con la fuerza y la violencia. Ideas, estas, que bien reflejan una visión negativa del ser humano, elemento clave de un apocalipsis de muertos vivientes que subrayan el valor mismo de la idea de un mundo (el de nosotros) que se mueve dentro de un esquema de luchas intestinas por la supervivencia y, en algunos casos, por un poco de placer antes de que todo el mundo desaparezca.

El resultado de la necesidad de bajar el presupuesto no fue (no es) tan terrible como se hubiera podido suponer. El “día” que se nos ofrece resulta ser tan funesto y negativo como en la idea original. Más suerte tuvo Romero después de algunos años, con aquella Land con la que pudo ofrecer una visión más amplia y menos claustrofóbica. Algunos elementos fueron reutilizados, cambiados hasta donde fuese necesario, permitiendo así una (re)lectura y un diálogo entre dos diferentes elementos temporales (el mundo de los ochenta y el mundo del nuevo milenio). Algo permanece, por supuesto, dentro de un casi infinito recobrar los hilos (nunca) perdidos de un diálogo que se basaba en ir más allá; Romero pudo seguir creando películas y poner en marcha su segunda trilogía, a veces ante unos espectadores que (como le pasó a Lucas) parecían sentirse decepcionados por unos productos incorrectamente definidos como inferiores ante el esplendor de los “originales”. Pero quizás más justo sea afirmar que en la cuestión de que todo cambia, Romero supo crear con el guion de Day of the Dead una obra inacabada con la que ir construyendo una catedral poblada por seres redivivos.

https://imsdb.com/scripts/Day-of-the-Dead.html

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