Cavalo-Dinheiro-PosterDice Javier H. Estrada, programador de Filmadrid, en la entrevista que le hemos realizado, que empezar el festival con Cavalo Dinheiro era una cuestión innegociable. Y es que la filosofía que encierra esta película en cuanto a un modo de entender y de hacer cine es, sin duda, la mejor para sellar y dotar de una fuerte e intensa personalidad desde su inicio a un festival.

Pedro Costa vuelve a recurrir, como ya lo ha hecho en anteriores películas, al personaje de Ventura para realizar Cavalo Dinheiro, Premio a la Mejor Dirección en el pasado Festival de Locarno. El film transcurre en un hospital y, a través de su protagonista, atormentado por los días acontecidos en la Revolución de los Claveles de 1974, el cineasta construye un brutal y durísimo relato con el que llega a establecer una conexión con el presente de Portugal. La puesta en escena hace pensar que la historia se desarrolla en un hospital, sin embargo remite también a un aspecto carcelario. Así, las paredes y pasillos dan forma a esta idea, sobre todo con las luces y sombras proyectadas por momentos sobre los rostros de los personajes, simulando las barras de una cárcel. Incluso el pijama de Ventura, visto en planos medios o generales, sorprende por el evidente aspecto de presidiario que ofrece. Se está representando así a alguien que se encuentra preso de sí mismo, de su mente, de sus recuerdos, de su pasado, de sus obsesiones. De este modo, el punto al que se dirige la narración es el interior de la mente del protagonista.

Cavalo_Dinheiro_3El camino que muestra Cavalo Dinheiro es duro, tortuoso y lleno de sufrimiento. Y tanto es así que los diálogos entre los personajes parecen los de muertos con vida. Sirva como ejemplo la conversación del tío con su sobrino en un hotel en ruinas. Cavalo Dinheiro muestra a Ventura con una ausencia de cordura, dando cuenta de cómo el paso del tiempo ha hecho mella en su mente, que parece estar metafóricamente en ruinas, del mismo modo que el hotel por el que se pasea. Esta falta de cordura es la que sirve de faro a Cavalo Dinheiro y la hace avanzar. Así, a través de un montaje carente de linealidad, con el cual tampoco se debió pretender dar un sentido y coherencia al film, se puede vislumbrar precisamente el desorden mental de Ventura. Pero Cavalo Dinheiro va mucho más allá y mediante esta estructura que propone Pedro Costa no nos deja diferenciar lo que es real de lo que es sueño, de lo que es obsesión e, incluso, de lo que serían algunos recuerdos a los que asistimos.

Cavalo_Dinheiro_6Con evidentes ecos de Nosferatu, que emergen en un encuadre de Ventura bajando las escaleras y, en general, del cine expresionista, que resuena a través de un formidable juego de luces y de sombras, dispuesto desde los primeros planos del film, Cavalo Dinheiro se convierte en un susurro al oído que nos orienta a través del interior de la sordidez mental de su protagonista, el cual parece que no podrá escapar de sí mismo.

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Javier H EstradaJavier H. Estrada, además de crítico de cine y componente del consejo de redacción de revistas como Caimán – Cuadernos de cine y Secuencias, es también programador del festival de cine Lima Independiente y ha sido el responsable de la programación del Festival internacional de cine de Madrid, Filmadrid.

Javier, cercano y accesible, transmite un deseo incontenible de ver y hablar sobre cine. El último día del festival atiende a EL ESPECTADOR IMAGINARIO en un piso de la Calle Fuencarral, que ha servido como centro de operaciones para sus organizadores. En una estancia diáfana de la vivienda nos sentamos alrededor de una mesa. Hay una ventana abierta. Fuera no termina de lucir el sol, pero Javier se encarga de iluminar con su pasión este día que viene marcado por el fin de la primera edición de este recién nacido festival.

Raúl Liébana (RL): Enhorabuena por la programación y por el inicio de Filmadrid, ¿Qué ha supuesto para usted?

Javier H. Estrada (JHE): Todo el proceso ha sido de realización absoluta, porque mi idea del cine es que prácticamente desde cualquier rincón del planeta se están realizando cosas interesantes. Ha sido la oportunidad de mirar a todos los lugares e ir eligiendo lo que me impresionaba, lo que pensaba que iba a cuadrar bien en las competiciones, tanto en la Sección Oficial como en Vanguardias.

RL: ¿Qué impresión se lleva como programador del mismo una vez finalizado?

JHE: La impresión es de mucha sorpresa. No nos esperábamos lo que está sucediendo. Es un festival que nace sin apoyos institucionales, ni privados, realmente, sin publicidad en las calles, sin publicidad en los periódicos. Lo que nos temíamos, o lo que habíamos asumido, más bien, es que el público iba a ser de mitad de sala para abajo y lo que ha ocurrido ha sido todo lo contrario, siempre ha habido más de la mitad de la sala y muchos llenos, como en Casa Encendida con todos los programas duros de experimental.

RL: ¿Cree que puede haber aflorado una cinefilia que no se viera antes debido a la ausencia de propuestas como esta?                                                                                                          

Javier H Estrada_20150606_CenturyOfBirthing_CarlosAlonso-10JHE: Honestamente, si nos tiramos a la piscina era porque en el fondo creíamos que iba a haber un público, porque esto no lo hacíamos para nosotros, lo hacíamos para vosotros, obviamente. Sí, pensábamos que eso tenía que existir. Lo que más hemos tenido es gente joven. Gente de 25 a 35 años de media. Es maravilloso. Por tanto, existe una juventud, una nueva generación cinéfila que se atreve con propuestas que no son las más comerciales, que no son las más fáciles. Eso es pasión. Eso es cinefilia. No todos los chicos están con la Play Station.

RL: Al tratarse de la primera edición, ¿cómo surge y cómo empieza a ponerse en marcha?

JHE: Aquí hay dos pilares. Uno es Pasajes de Cine, que es una asociación creada por Nuria Cubas. Básicamente, es un proyecto en el que ella mostraba piezas, la cara B de cineastas jóvenes que ya habían despuntado. Por ejemplo, Ahmad Natche, cineasta de origen palestino que está de jurado en Filmadrid y que hizo A dos metros de esta tierra. En Pasajes de Cine también está Fernando Vílchez. En un momento dado, piensan que el proyecto está bien, pero que hay que dar un salto. Entonces me proponen hacerme cargo de la programación. Pero esto tiene un matiz y es que yo con Fernando ya estoy programando un Festival peruano que se llama Lima Independiente. Se trataba de trasladar su espíritu a Madrid en cuanto a la línea de programación. No se trata de hacer una copia el uno del otro. Cada uno tiene sus matices, pero en este caso el elemento peruano es el que ilumina el de Madrid.

RL: Ha citado a los directores del festival, Fernando Vílchez y Nuria Cubas. ¿Qué papel han jugado en el arranque del mismo?

JHE: Su papel ha sido el de las piezas fundamentales, coordinadores y organizadores de todo. Lo que se dice, los directores. Y lo han hecho, creo, que de una forma espectacular, porque también hay que tener en cuenta que Fernando Vílchez no había llegado a tener ese cargo de director en Lima Independiente y Nuria Cubas no tenía una experiencia en festivales. Es alucinante que hayan podido hacer el trabajo con la calidad, el rigor y la seriedad con la que lo han hecho, sin tener esa experiencia.

RL: ¿Cómo ha sido su relación con ellos?

Javier H Estrada_Directores Festival FilmadridJHE: Me han dejado total libertad, porque propongo lo que quiero. Ellos lo ven. Discutimos. Y hay cosas que entran y cosas que no entran. Cuando me dijeron si quería ser el responsable de programación de Filmadrid, ya sabían lo que tenía en la cabeza. Nos conocemos desde la universidad y saben el tipo de cine tan variado que les iba a proponer.

RL: ¿Cuál ha sido el mayor reto al que se ha enfrentado para poner en marcha el Festival?

JHE: El reto fue conseguir reflejar un panorama cinematográfico del mundo, siendo fiel a nosotros mismos, pero sin ser dogmáticos. En Filmadrid pretendemos abrir puertas, no simplemente cerrar todas y dejar una. Esa era la clave. Un festival con una línea muy marcada y muy definida no es lo que me interesa, ni a Nuria ni a Fernando, tampoco. Por tanto, se trataba de encontrar un equilibrio entre toda esa variedad geográfica de géneros, de matices, de lenguajes. Ese fue el reto. Y la diversión.

RL: Escribe en una revista académica de cine, es crítico de cine, además de profesor y programador. ¿En qué punto convergen todas estas funciones?

JHE: Sobre todo me considero crítico de cine y programador, que es a lo que más horas he dedicado y es lo que más me apasiona. De entrada diría que el nexo común es la cinefilia, que es algo que precede a todo lo que has comentado y que viene desde que tengo trece años. Hasta mucho tiempo después no ejerzo ninguna de estas funciones, pero lo importante es lo primero, la cinefilia que surge en la adolescencia y que nunca te suelta. Este sería el punto común para mí.

RL:  ¿Qué pasó a la edad de trece años para que se despertara esa cinefilia tan voraz?                                                                                                                                                                           Javier H Estrada_20150610_Vanguardias_CarlosAlonso-2

JHE: Fue algo muy concreto. Estaba en casa y empezaba a ver películas. Películas que no eran buenas. Un día que me grabé «Días de cine». Era muy tarde y por los horarios del colegio no podía verlo. Ahí encontré un reportaje que hizo Sergi Sánchez, el crítico, sobre Happy Together, de Wong Kar Wai. De repente, había descubierto unas imágenes que no había visto nunca. Lo que veía me fascinaba como nunca lo había hecho nada. Y, además, me parecía muy extraño. Es como si de repente hubiera una letra más en el abecedario. Apareció un nuevo lenguaje. Y entonces fui a ver la película y me cambió la vida. Y en esa época se estrenó también El dulce porvenir, de Atom Egoyan, y El sabor de las cerezas, de Kiarostami. Fue un momento clave. Sobre todo por las películas de Wong Kar Wai y Kiarostami. Ahí empezó la voracidad. Empecé a comprarme Cahiers du Cinema. La anécdota es que yo iba a la librería Ocho y Medio a comprarme libros en francés sobre Wong Kar Wai y la vendedora, María, alucinaba. Por ejemplo, mi madre iba también cuando era mi cumpleaños y compraba alguna cosa realmente absurda para un niño de trece años, a priori. Pero ya estaba el lío montado. Ya no había vuelta atrás (risas).

RL: Retomando las funciones de las que hablábamos, ¿cómo se aúnan a la hora de confeccionar la programación de un festival?

JHE: Es una cuestión de instruirse mucho. Sobre todo ves muchas cosas. Pero sobre todo hay que diferenciar. Este año he aprendido a quitarme el chip de crítico. No puedes programar así. Simplemente tienes que dar un paso atrás. Por otra parte, no hay una sola de las películas que haya programado, que no pueda defender. Amo todas las películas y si hubiera alguna que no me hubiera arrebatado, no estaría en el festival.

RL: Se mueve entonces en una encrucijada, ¿ha gozado de total libertad?

JHE: Total libertad. Obviamente, todas las películas se discuten. En el 99% de los casos yo les digo «yo creo que tiene que entrar» y a partir de ahí comienza una discusión y normalmente estamos en sintonía perfecta y, a veces, no. El programa es como una película para un cineasta. Siempre piensas en cómo acabará la cabeza de alguien que pueda ver todas las películas de una de las competiciones. Si realmente le has estimulado, le has agitado. Luego está el modo en que se conforma la parrilla de horarios. Todo cuenta.

Javier H Estrada_060615-cavalo-dinheiro-by-laura-arana-009RL:  Cada festival, entonces, intenta construir un discurso ¿Hacia dónde quería llevar a Filmadrid en esta primera edición?

JHE: Interesaba mucho para esta primera edición la figura del explorador, películas como Theeb, Things of the Aimless Wanderer, O touro, Songs from the North. Son visiones de una figura externa que entra en un espacio que le es hostil o desconocido. Pero también lo que queríamos dejar claro era la relación Norte-Sur. La relación Occidente-Oriente. Es la idea básica de Filmadrid, que haya un diálogo muy intenso.

Se trata de plantear que en muchas películas lo que se ve es una realidad estancada. Yo puedo ver que The Reaper  muestra que el conflicto de los Balcanes no está superado en el interior del alma croata. Que Things of the Aimless Wanderer plantea que existe un neocolonialismo y lo muestra. No es tanto un problema de razas, como de géneros. Los dos hombres que aparecen, el blanco y el negro, en realidad lo que están haciendo es aprisionar a la chica protagonista. Igualmente, plantea que la idea del colonialismo no está superado. Stinking Heaven es una reflexión sobre la cara más sórdida de Nueva Jersey de los años 90. Es esa cara de los Esados Unidos que creo que pocas veces hemos visto con esa fuerza, con esa crudeza. Y lo muestra con un país que tiene unas partes que están estancadas, que están podridas. Li Wen at the East Lake, ¿hacia dónde va China?  Es escalofriante. Décor, que aparentemente parece escapismo puro, es un melodrama que tiene una lectura política tremenda en cuanto a Egipto contemporáneo.

RL: ¿Qué supone para usted Theeb en esta programación?  

JHE: Es de las películas imprescindibles. Luchamos mucho por conseguirla. Costó traerla. Es una película que da mucho aire. Junto con Décor muestra una cara que no es la más visible de la programación, la más visible quizás sea una indagación hacia búsquedas formales que realmente es lo que más me interesa del cine. Por ejemplo, Décor es una película clásica, pero inspirada en el cine clásico egipcio. Otra cosa es que el cine clásico egipcio bebiera del cine de Hollywood. El camino es este. O sea, no es que Décor esté inspirada por Hollywood. Está inspirada en los clásicos del cine egipcio. Entonces que estas dos películas llegasen a utilizar determinadas estéticas más clásicas, para mí era muy importante. Sobre todo me interesaba sorprender, más que crear una linealidad.

RL:  ¿Se plantearon empezar con algo diferente a Cavalo Dinheiro?        

Javier H Estrada_20150605_CavaloDinheiro_CarlosAlonso-24JHE: Esa era una cuestión innegociable. Este primer año toda la cinefilia que teníamos acumulada ha salido aquí. Nosotros soñábamos empezar así. Costa significa muchísimo para nosotros. Costa y Lav Díaz, por una cuestión generacional, son los cineastas más importantes. Igual que para otro, si tuviera otra edad, sería Godard. Recuerdo una frase de Fernando y Nuria que decía que «solo empiezas un festival una vez«. Ya veremos en el futuro si pondremos algo más ligero, no sé… Este festival ha empezado con Cavalo Dinheiro de Pedro Costa, con su presencia. Creemos que no se podía empezar mejor.

RL: La proyección de Décor se dedicó a Alberto Elena, ¿Qué supone para usted su figura?

JHE: Todo lo que quieras. Alberto era mi amigo ante todo. Es como una especie de maestro, pero él nunca me dio clase, y creo también que eso fue bueno, por la relación que tuvimos es que yo le admiraba muchísimo. Es un hombre que me abrió los ojos a mil cosas. Gracias a su iluminación yo empecé a ver muchas cosas. Fue una amistad maravillosa de lo que yo aprendía siempre. Me ha pasado muchas películas Alberto. Muchos libros. Es una figura guía. Hay figuras que aparecen en tu vida y te cambian un poco. Alberto Elena, por una parte, y Carlos F. Heredero, por la otra. Para mí son dos personas que me han dado muchas oportunidades. Han confiado mucho en mí. Lo que pasa que claro, Alberto tiene una enfermedad que ha arrastrado durante muchos años y a pesar de haber luchado contra ella, al final fue un golpe. La historia está en que, salvo milagro, yo nunca hubiese podido programar Décor si no hubiese sido gracias a Alberto Elena. Gracias a él vi muchas películas de cine egipcio. Ha sido una figura esencial. Muy bondadoso.

RL: Luego hemos tenido, algo que ya ha comentado, pasajes de cine con joyas como Pueblo, Las pequeñas cosas o La inmensa nieve

Javier H Estrada_Pedro CostaJHE: Esta sección la han programado Fernando y Nuria. Había cosas que yo les decía que les podía interesar. Por ejemplo, La inmensa nieve me encanta. No quisimos meter cortos en Sección Oficial, es decir, introducir largometrajes y cortometrajes. Lo que se habían planteado era buscar un grupo de jóvenes cineastas que estén haciendo algo interesante, reivindicar el corto como algo absoluto, no como un paso intermedio al futuro y manteniendo el espíritu de pasajes de cine como asociación. Una sección muy rigurosa y con obras muy buenas.

RL: Y ahora el festival de cine de Lima Independiente que cumple su quinta edición…

JHE: Este año creo que va a ser el mejor Lima Independiente que tendremos. Por ejemplo, Pedro Costa va a ir a Lima. Pedro Costa nunca ha estado en Perú. Va a ser la sensación. La gente ya está emocionada. Va a ir por primera vez también Luis Miñarro. Y también estará Ion de Sosa. Habrá un taller de crítica, que voy a coordinar con un montón de chicos que se han apuntado. Y habrá un foro para el impulso de proyectos cinematográficos.

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Diálogos entre lo clásico y lo moderno; Occidente y el resto del mundo

Filmadrid nació un 5 de junio de 2015, en medio de una gran expectación, con la proyección de Cavalo Dinheiro, de Pedro Costa, en un lugar emblemático como es Filmoteca. Y nace con una identidad y personalidad definidas, nutriéndose de la cinefilia voraz, desbocada y, a la vez, incontrolable de su programador Javier H. Estrada, al que hemos entrevistado. Estrada ha compuesto, a través de unas 80 piezas, incluyendo los dos Focos y las diferentes Secciones Paralelas a la Oficial, un discurso en torno a una idea central: la del explorador que se adentra en territorios ajenos.

Hay en estas propuestas, además, un empeño en la búsqueda de formas narrativas alejadas de lo convencional, de salir de los lugares comunes para conquistar otros territorios. Se trata de buscar sendas hacia nuevos modos de pensar y de ver el cine, incluso, de hacer cine. Hay un subtexto en este festival que nos habla acerca de la identificación de los faros que guían diferentes culturas, quién sabe, si en favor de su unión. Filmadrid ha abierto en la capital española una ventana atravesada de un aire renovador, para distinguirse como una de las mejores formas de alimentar la cinefilia.

Esta crónica dará cuenta de la Competición Oficial del festival. Como ya se ha dicho, inició con la proyección de Cavalo Dinheiro. Un duro retrato del presente de Portugal a partir de su pasado, ya que nunca se deja de lado la Revolución de los Claveles. Costa es capaz de mostrar los entresijos de la mente del protagonista, Ventura, alguien que vive entre fantasmas, entre filias, de un modo claustrofóbico, casi como si de una película de terror se tratara.

BellusconeA Cavalo Dinheiro le tomó el testigo al día siguiente Belluscone. Una storia siciliana, de Francesco Maresco, película que, sin ser de las mejores piezas proyectadas en el festival, se convirtió en la ganadora del certamen. Se trata de un documental narrado en clave de comedia que indaga en la relación entre los habitantes de Sicilia y Silvio Berlusconi. Utilizando como excusa la llegada del crítico Tatti Sanguineti a Palermo para averiguar lo ocurrido con la película Belluscone, se termina radiografiando la situación de un país que su director, Franco Maresco, convierte en una caricatura, a través de un promotor de cantantes de música neo-melódica y de dos cantantes que trabajan con él. Para ello, el director utiliza elementos típicos del documental, como son las actuaciones de dichos cantantes en diferentes barrios, imágenes de archivo y el recurso de la entrevista, pero con la originalidad de que estas recuerdan, en muchos momentos, a las que realizaba, por ejemplo, Tonino en Tele 5, en aquel programa llamado «Caiga quien caiga», hace ya unos años. Así, termina adentrándose en lo que la película de Franco Maresco empezó a trabajar, el intento de establecer los vínculos de Silvio Berlusconi con el crimen organizado en Sicilia. Desde los comienzos en los negocios de la construcción hasta su triunfo político, mientras que en paralelo, la dura crítica mostrada termina señalando, casi de forma indiscriminada, a cualquier personaje que aparece en pantalla.

El complejo de dinero, de Juan Rodrigáñez, fue la única película de nacionalidad española presente en la Competencia Internacional. Tras su estreno mundial en Berlín (Sección Forum), ha llegado a Filmadrid este inclasificable film que adapta la novela del mismo nombre publicada en 1916 por Franziska zu Reventlow. El complejo de dinero hace uso de un ejercicio narrativo de estructura difusa, en el que a veces es difícil distinguir el tema central, para mostrar el encuentro en un casa de campo de unos personajes pintorescos que terminan rozando el patetismo. Rodrigáñez describe, con ese tono intencionadamente errático, igual que el de sus personajes, la dependencia del dinero -hay una herencia que debe llegar y nunca termina de hacerlo-, sin olvidar la crisis económica como telón de fondo.                                                                                                                                       Complejo-de-dinero

Stinking Heaven es el quinto largometraje de Nathan Silver y se sitúa en una comuna de Nueva Jersey a principios de los años 90, en la que conviven exdrogadictos bajo unas normas determinadas. La película avanza, a través de los juegos de improvisación de los personajes, que exploran las inquietantes capas que cubren su superficie. Película algo más floja, mantiene un cierto afán de cuidar y recrear la estética indie de los años 90, utilizando una cámara de vídeo de la época.

El mismo día se proyectó Li wen at East Lake, de Li Luo, que se reveló durante el cuarto día del festival y a poco de alcanzar el ecuador del mismo como una de las mejores propuestas. Los elementos que hacen de esta película una joyita son varios. En primer lugar, su tratamiento formal. Li Luo se mueve como pez en el agua entre el documental y la ficción. Así, el film arranca adoptando la forma de documental, mediante el uso de recursos que podrían ser propios del género, como es el recoger declaraciones a diferentes personajes que hablan de la situación del lago y el problema urbanístico que le amenaza. Luego, comienza a dejar de lado esa forma de documental para aterrizar en el terreno de la ficción y olvidarse hasta el final de su concepción inicial, aunque el problema urbanístico no deja de ser la brújula que guía su tema.

De esta forma y, en segundo lugar, sorprende que se refiera a un problema urbanístico, algo tan cercano y similar a lo vivido en Europa y España. Belluscone ya nos remitía, de alguna forma, a los inicios de Berlusconi en la construcción. Así, China se encuentra aquejada también por una creciente burbuja inmobiliaria. La película retrata una suerte de identidad de la gente con un lago que les es vital, de forma que uno de los interrogantes que abre es hacia dónde se dirige China. Ha sido en este tipo de propuestas, donde el festival ha encontrado una de sus puntos fuertes, al convertirse así en diálogo entre Oriente y Occidente.

Li wen at the east lakeEl quinto día llegaron dos sólidas propuestas que, aunque situadas en las antípodas una con respecto a la otra, narrativamente hablando, enriquecieron de una forma muy positiva el festival. Se trata de Tinghs of the Aimless Wanderer y de Theeb.  La primera, sin duda junto a la película china y a la croata, The Reaper,  las mejores propuestas que se han visto en el festival. Esta película de Ruanda ha sido escrita, dirigida, fotografiada y coproducida por Kivu Ruhorahoza y ha pasado por Sundance y Rotterdam este año. A través de posibles hipótesis y adoptando tres supuestos, se intenta averiguar cómo ha desaparecido una joven ruandesa. Cada uno de los tres pasajes tiene como origen, por tanto, una mujer, que es la figura central y cuya desaparición se describe y se percibe como un enigma, igual que la narración de la película. Una película que, de nuevo, parte de la figura del explorador lleno de inquietudes y alejado de certezas, para terminar cuestionándose el papel de la mujer en Ruanda y en África, abriendo el diálogo entre Ruanda y Occidente, a través de esa figura del explorador que domina las tres historias. Una metáfora donde la mujer podría estar cuestionándose también el destino de un país. Ganadora del Premio Jurado Joven del festival.

La segunda propuesta del quinto día fue Theeb, dirigida por Naji Abu Nowar. Se trata de la película de Jordania que cosechó el Premio al Mejor Director en la última edición del Festival de Cine de Venecia. Con una narrativa clásica, se convirtió en una especie de oasis en el centro de la programación. Una ruptura con respecto a lo que se había propuesto hasta ese momento y una posibilidad de tomar aire, y recordar que la cinefilia también pasa, cómo no, por este tipo de películas.

TheebNada es casual en el modo en que se confeccionó la parrilla de la programación del festival. Así, el clasicismo de Theeb tendió la mano en la sexta jornada a otra película que bebe también de los clásicos, la egipcia Décor. Con esta última se alargaba el oasis que había iniciado Theeb. Décor, de Ahmad Abdalla, hace uso de un metalenguaje, no solo por la forma de enunciación que mantiene la película para abstraerse y situarse en un punto más ambiguo, sino por todas aquellas películas egipcias que, a su vez, aparecen recreadas en diferentes momentos del film, para mostrar los entresijos de la mente de la protagonista que sueña con el cine y no distingue la realidad de la ficción. Rodada en un maravilloso blanco y negro, resuenan a través de ella ecos de la situación política de aquel país. Ese mismo día también se pudo ver O touro, de Larissa Figueiredo, con la figura destacada, una vez más, del explorador y en la que su hipnótico final justifica acercarse a ella sin ningún prejuicio.

Por último, en la séptima jornada, con la película croata The Reaper, ganadora del premio CAMIRA del festival, se alcanzó la cima del mismo, para volver a girar de su mano hacia dos propuestas innovadoras procedentes de Locarno, como eran La Princesa de Francia, de Matías Piñeiro en la octava jornada y Songs from the North, de Soon-Mi Yoo en la novena jornada.

Decor_AhmedDe la sección de Pasajes de Cine sobresalieron tres cortometrajes. Pueblo de Elena López Riera, que narra la vuelta a al pueblo de un joven tras su estancia durante varios años en París. Retrato de la parálisis en la que se encuentra inmersa toda una generación de este país, así como de la ausencia de rumbo que la agarrota todavía más. Las pequeñas cosas de Carla Simón es un cortometraje dual en el que las protagonistas, forzadas a vivir juntas, se encuentran separadas por un abismo. Los muros de las paredes lo único que hacen es subrayar esa distancia irreductible y la única solución que parece haber es dejar pasar el tiempo. Por último, el cortometraje de Carlos Rivero, La inmensa nieve, es una pieza que se va inundando de una enigmática extrañeza para desembocar en un lirismo inesperado al final y cuyo enorme poder de sugerencia reside en la fuerza de sus imágenes y en sus grandes interpretaciones.

Larga vida a Filmadrid.

El palmarés completo del certamen se puede consultar en este enlace:

http://filmadrid.com/palmares-filmadrid-2015/

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Still_PUEBLO_ElenaLopezRiera_4Si Luis López Carrasco con su película El futuro intuía cómo en una fiesta de 1982 ya se podían ver los problemas que aquejan a este país hoy e Ion de Sosa imaginaba en Sueñan los androides un futuro desolador que conectaba directamente con el discurso iniciado por López Carrasco, ha sido Elena López Riera con su cortometraje Pueblo, rodado en Orihuela (Alicante) y que se ha proyectado en Sevilla, Cannes (Quincena de los Realizadores) y ahora en Filmadrid, la que se ha atrevido a terminar de despejar la ecuación con el fin de averiguar qué sucede con el presente de un país, después de haberse visto azotado por una dura crisis con una cierta distancia respecto a los años más duros. Para ello se vale de un joven que vuelve de París después de haber pasado una larga estancia allí.

El personaje se ve fuera de lugar, desubicado, vagando como si de un fantasma se tratara. Una de las escenas que se revela como clave de la metáfora que encierra Pueblo es la de la cancha de baloncesto. Una secuencia planteada en su inicio desde el humor, cuando vemos a los personajes jugar al baloncesto, y que finaliza con el planteamiento abierto del drama que encierra la historia y que no es otro que la desorientación y ese sentimiento de haber perdido algo ya irrecuperable, tras adoptar determinadas decisiones marcadas por la distancia tras el abandono del seno familiar. Y es aquí donde resuenan las imágenes de otro largometraje, como es Las altas presiones. Ángel Santos retrataba la vuelta al pueblo natal de otro joven, en este caso dedicado al cine, que también había pasado mucho tiempo alejado de su tierra y se encontraba desubicado, perdido.

Still_PUEBLO_ElenaLopezRiera_9En cuanto al tratamiento formal, Pueblo comienza con primeros planos y, en general, una cámara que se muestra muy cercana a los personajes. Sin embargo, a medida que la historia avanza, la cámara se va alejando de ellos. Es como si la propia cámara fuese tomando conciencia de la distancia que hay entre el personaje protagonista y el pueblo al que ha vuelto, posicionándose como él, con distancia y desde la lejanía. Así, al final, llegamos a ver, incluso, grandes planos generales del personaje paseando por la calle de noche. La Semana Santa actúa también como elemento que marca la distancia entre el personaje y sus raíces. A pesar de que las procesiones que vemos celebrarse, no vemos al personaje asistir a ninguna de ellas. La brecha abierta parece insalvable.

Pueblo se revela, por tanto, como un retrato de la ausencia y sus consecuencias. Un brillante ejercicio de reflexión acerca de los efectos de la crisis y de las decisiones que ha supuesto la misma. Una forma de indagar en esa parálisis que afecta a una generación, que le impide avanzar con firmeza y la mantiene agarrotada.

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The_Reaper-posterSi hubiese que decidir por una sola de todas las películas de la Competición Oficial de Filmadrid, en la que al finalizar no hubiese apenas dudas sobre su solidez formal y la validez de su contenido, seguramente esa película sería The Reaper, de Zvonimir Juric, la ganadora del Premio CAMIRA del Festival.

Es curioso como este film mantiene ciertos paralelismos en cuanto al modo de narrar, tratando el mismo tema que el cortometraje The Chicken, de Una Gunjak. Aunque los supuestos de partida son totalmente diferentes, resulta que en ambos casos la Guerra de los Balcanes se termina encuadrando en un fuera de campo para mostrar sus consecuencias. Por una parte, Gunjak situaba su historia en el año 1993 y la historia la veíamos desde los ojos de una niña de seis años, allí era la infancia la que quedaba marcada por esos acontecimientos. Zvonimir Juric, en cambio, sitúa su historia en el presente y es la guerra la que actúa como elemento que activa y lanza los acontecimientos, pero también desde un gran fuera de campo. Juric muestra las cicatrices sin curar aún, de modo que la guerra se termina convirtiendo en un gran eco del pasado que sigue resonando en el presente.

Kosac 5The Reaper narra una serie de fatídicos encuentros que tiene un granjero de una aldea croata, atormentado por su pasado, durante el transcurso de una noche. Zvonimir Juric es capaz de cargar, poco a poco, la atmósfera de una tensión que permanece latente en muchas ocasiones y aflora de forma violenta en otras, pero a través de ella el film adquiere un fecundo subtexto sobre el pasado y sus consecuencias, así como sobre lo que acontece en el presente. Para eso, Juric ha conseguido contraponer, como pocos, en medio de esa noche, el ruido frente al silencio. A través de una narración pausada y a base de pequeños detalles sutiles que, en apariencia, pueden carecer de trascendencia, Juric conseguirá que todo desemboque en una gran tragedia. Es ese modo de preparar un plato de espaguetis, los gestos de esa mujer, en medio de la calma, cuando parece que todo está bien y no pasa nada, lo que anticipa en realidad que ahí hay problemas. Hay mobiliario deteriorado. Un pie levanta una pequeña alfombra y el suelo tiene un gran agujero.

Kosac 6Sin embargo, pese a que los personajes se encuentran condicionados por ese pasado, hay acciones en The Reaper que dejan ver un posible intento por superar lo ocurrido. Se trata de ese momento en que Mirjana ha conocido el pasado tormentoso de Ivo y debe decidir si volver con él, o no. Mirjana vuelve, y aunque ella no lo sepa, es un intento de enterrar el pasado y de mirar firmemente hacia adelante para avanzar.

The Reaper hace uso de elementos propios de géneros como los del terror y el thriller, aunque solo como punto de partida, ya que los termina esquivando de una u otra forma. Al dar de lado esos elementos, la película adquiere una aparente forma lisa que la recubre, pero en realidad lo que hay debajo es un fondo muy rugoso, áspero. Se trata de las desgraciadas marcas que es capaz de dejar una guerra tantos años después, sin que haya sido posible encontrar una solución.

 

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