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El corral y el viento

 

Hace tres años atrás, dedicamos una reseña al libro La película que no se ve (The Secret Language Film), de Jean-Claude Carrière, un autor que propone indagar sobre la interacción de los espectadores frente a una película cinematográfica ¿Qué imágenes seleccionamos para siempre? ¿De cuáles escapamos? ¿Cuántas películas miramos realmente o cuántas no vemos? ¿Y qué significa el cine?. En varias oportunidades utilicé ese texto para introducir a mis alumnos en la materia Historia del Cine. Sin embargo, este año no lo hice. Decidí cambiar a textos de Eduardo Galeano, un escritor al que admiro y del que siempre hallo una reflexión o idea que ilumina mi búsqueda.

Cada año los nuevos alumnos que ingresan llegan ávidos de aprendizaje, de introducirse en el mundo del cine con mayor profundidad, habitarlo desde sus inicios hasta modificar su mirada. Su visión iniciática me reconforta. Hay muchas imágenes esperando ser descubiertas. El entusiasmo transmitido fue un gran estímulo que me llevó a recordar a aquellos espectadores que descubrían el cine por primera vez como hacía referencia el libro de Carrière.

A la experiencia docente se suma una imagen para este balance, un plano que aún conservo y que pertenece a una escena del documental boliviano El corral y el viento (2014) de Miguel Hilari en el marco de las proyecciones del Doc BsAs 2014 del que hemos participado para la revista. La escena transcurría en un pueblo llamado Santiago de Okola en las afueras de la ciudad de La Paz. Una zona bella, apenas habitada y muy empobrecida. Allí, el tío del documentalista descubrió por primera vez una cámara de cine. Desconocía sus propiedades de registro y reproducción. El asombro de su rostro fue tomado en un primer plano que tradujo la emoción de esos ojos que miraban por primera vez un objeto que también lo miraba.

Ambas instancias de descubrimiento y emoción, primero con los alumnos y luego a través de aquel hombre, me llevaron a escribir sobre el cine y su relación con la mirada.

 

Las imágenes se proyectan sobre un lienzo.
Algunos temen mirar
y cierran fuertemente los ojos
Solo escuchan e imaginan
¿Qué vieron sin ver?
¿Cuántas historias crearon en la oscuridad?
Ficciones sobre ficciones
¿Qué película se formó bajo esos párpados?
se preguntaba Jean- Claude Carriére.

El miedo a ver
despierta temores,
fantasías, deseos, tabúes
una infinidad de significantes
de imágenes que nos enfrentan
nos persuaden
nos sosiegan.

¿Y aquellos que vieron,
qué eligieron para ver?
Siempre hay un espacio en sombras
no descubierto,
una tensión inagotable
entre lo real y lo irreal
un juego dialéctico
entre la representación y lo representado,
textos disueltos en busca de sentidos…

El cine,
una pluralidad de miradas esparcidas
de voces escapadas de los márgenes
de sonidos que interpelan
a espectadores imaginarios.

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3 respuestas a «Mirar»

  1. Gracias Enrique por tus palabras. Me gratifica compartir con vos la pasión por el cine y la poesía. Cariños y el recuerdo de siempre.

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