Críticas

Desde Brooklyn con amor

Malavita

The Family. Luc Besson. EUA, 2013.

Cartel de la película MalavitaEl día a día de la gente de a pie es muy monótono, porque siempre hace el mismo peregrinaje: levantarse al alba, adentrarse en un inagotable y asfixiante atasco, llegar por los pelos a un trabajo completamente normal, pasarse el día entero sentado en una silla giratoria para entablar una relación unipersonal con un ordenador y volver a casa, una vez ya se bajado el telón de la luna y las estrellas, para ponerse el pijama y las pantuflas y dejarse morir delante del televisor.

Existe otra clase de vida, una que nada tiene que ver con la normalidad y que, desde luego, es el claro antagonismo de lo repetitivo y aburrido. Hay personas que deciden dejar atrás la vida normal, para adentrarse en lo más oscuro de lo desconocido y poder pertenecer al más famoso de los “sindicatos”, y así acabar viviendo en un continua y auténtica montaña rusa de acciones criminales. Los despertadores, las legañas, los “cuatro latas”, los ordenadores y las pantuflas dejan paso a las armas de fuego, a los puños americanos, a fardos de dinero insultantemente gigantes, a bonitos trajes de corbata atornasolados y mujeres que aspiran a ser la versión 2.0 de Bonnie.

Esta clase de existencia es muy atractiva para el mundo del cine. Tiene todo lo necesario para conseguir que una historia funcione: unos personajes atractivos, que a pesar de residir en la acera equivocada de la ley, consiguen empatizar con el público de una manera extraña. Y una ambientación peculiar, desconocida e inquietante, capaz de llamar la atención de todo el mundo. Pero lo que atrapa, lo que realmente entusiasma a todos por igual son las historias, que te arrastran a una espiral de acción constante, con un sinfín de clímax, siempre frenéticos y cargados de adrenalina, donde lo positivo y lo negativo se entremezclan, sin poder ver claramente el límite entre el bien y el mal, para acabar frente a una resolución final aún más agotadora e insuperable.

Robert De Niro en MalavitaLuc Besson, director, guionista, escritor y productor de origen francés, no ha querido dejar pasar la oportunidad de meterse en el auténtico mundo de la “Cosa Nostra” del mítico barrio de Brooklyn, para poder regalar al público una nueva visión de este universo tan peculiar, donde parece que los sentimientos no tienen cabida. Desde sus primeras incursiones en el ámbito de la delincuencia y de la corrupción con sus películas Nikita, dura de matar (La femme Nikita, 1990) y León el profesional (Leon, 1994), dos largometrajes frescos e impactantes, gracias a las perspectivas desde las que son mostradas al público, Luc Besson no se había impregnado del todo en un universo tan complicado y tan controvertido como es el ámbito de la Mafia. Con Malavita culmina su ascenso “criminal”, aportando a un tema tan usado y tan brutal, un toque especial, llamativo y único, henchido de emociones.

Lo increíble de esta película reside tanto en el guion, en el que han trabajado Luc Besson y Michael Caleo, uno de los guionistas de la serie de televisión Los Soprano (1999), como en la forma de encadenar las secuencias, hasta conseguir un todo perfectamente unificado. El ritmo trepidante del film está perfectamente conseguido gracias a los diálogos, que son alocados, divertidos y explosivos. Cada conversación está llamada a descargar una tumultuosa carcajada del público, debido a ese halo de originalidad disparatado al que esta clase de género no está acostumbrado. El compás se fomenta aún más, por la manera en que las secuencias son ligadas las unas a las otras, hasta formar una vibrante y misteriosa cadena de ADN, ya que en ciertas ocasiones se puede apreciar un leve espejismo de la maravilla audiovisual de Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock,  1960). Y la pauta llega a su punto más álgido, gracias a la música, ya que el largometraje consigue un efecto tan carismático y delirante como las películas de Quentin Tarantino.

Michelle Pfeiffer en MalavitaLuc Besson ha conseguido, gracias a un guion electrizante y a un trabajo audiovisual ingenioso, paliar algunos defectos de su criatura. Casi todos estos fallos giran alrededor del personaje principal. La voz en off del personaje principal resulta algo manida, aunque su uso esté justificado, puesto que con este recurso los espectadores pueden transformarse en un oyente pasivo de un diario, no muy personal, del protagonista. Pero resulta agotador tener que escuchar tanta explicación innecesaria, que en cierto modo entorpece la visualización de la cinta. El flashback, a pesar de ser el hermano mellizo de la voz en off y de tener la gracia de estar ralentizado y de ser en blanco y negro, resulta igualmente innecesario para la perfecta agilidad de la historia. De hecho, lo único que se percibe es que el film frena en seco y que debe hacer un esfuerzo titánico para conseguir remontar el mismo ritmo que llevaba anteriormente. Pero a pesar de todo esto, Besson consigue armonizar toda la cinta, mostrando un todo bien unificado sin perder ni un solo gramo de la típica ironía y acidez que lo caracteriza.

La mordacidad de Malavita aumenta de peso gracias a la estrambótica y divertida actuación de Robert De Niro, que parece haber nacido para interpretar el papel del típico mafioso, aunque en esta ocasión, tiene el deber de encarnar a un “soldati” algo andrajoso y de capa caída, rozando en ciertos momentos la depresión y con ínfulas de convertirse en la nueva Ana Frank. Incluso Michelle Pfeiffer aporta un toque hilarante a la película, debido al choque entre su lado más vengativo y su lado normal como ama de casa, amante madre y devota esposa. Esta colisión es la responsable de que el film tenga tantas escenas cargadas de una electricidad chispeante y juerguista. Diana Agron y John D’Leo, que interpretan a los inusuales hijos de la familia, son la versión modernizada de Pugsley y Miércoles Adams, gracias a una interpretación fresca y animada, aunque en ciertas escenas sus actuaciones pequen de algo forzadas.

Lo que no resulta artificial es el cariño que va surgiendo con cada uno de los personajes principales según va avanzando la película. La violencia y las partes negativas de cada uno de ellos acaban por desaparecer y, misteriosamente, sus auténticas y entrañables personalidades van cobrando vida hasta ser lo único que importa, porque siempre después de una tremenda tormenta, siempre viene la calma.

Tráiler

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Ficha técnica:

Malavita (The Family),  EUA, 2013.

Dirección: Luc Besson
Guion: Luc Besson, Michael Caleo
Fotografía: Thierry Arbogast
Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine
Reparto: Robert De Niro, Micelle Pfeiffer, Diana Agron, John D’Leo, Tommy Lee Jones, Domenick Lombardozzi

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