Críticas

La pesadilla del fin de la infancia

It

Andrés Muschietti. EUA, 2017.

Cartel de la película ItRación buena de nostalgia, queridos lectores. Parece que vuelve ese gran género que tanto dio de sí en la década de los 80, el de niños en bicicleta desfaciendo entuertos a la quijotesca. Género, por otra parte, que el propio Stephen King puso en la palestra. Para el recuerdo quedan Los Goonies (The Goonies, Richard Donner, 1985), Cuenta conmigo (Stand by Me, Rob Reiner, 1986), la divertidísima por delirante The Monster Squad (Fred Dekker, 1987) y otros tantos ejemplos. It recupera para la pantalla uno de los grandes éxitos del maestro del horror de Maine, que cierra el círculo respecto al revival que inició el exitoso estreno de Stranger Things.

El proyecto de volver a la historia de esta criatura devoraniños nace, precisamente, de la serie de marras. Parece ser que, en principio, los creadores de  Stranger Things (hermanos Duffer, 2016) tenían pensado llevar a la televisión It. La negativa de los dueños de los derechos de la serie empujó a los productores del proyecto a imaginar su propia historia a partir de los ingredientes de la aplaudida novela de King, y el resto, ya se sabe, éxito masivo. Cosas de la vida, este éxito propició el impulso al proyecto de llevar It al audiovisual. El resultado, una película de vistosa factura, que mejora hasta lo indecible la endeble versión telefílmica rodada a mediados de los años 90.

Stephen King fue uno de los grandes renovadores del horror en todos los sentidos. Entre otras cosas, arrancó el género de los clichés de las catacumbas mohosas y las mansiones abandonadas. El terror se volvía cercano, una amenaza real que se escondía en los barrios residenciales y centros comerciales. Lo fantástico se entrelazaba con espantos cercanos y palpables, y los monstruos mostraban diferentes máscaras, desde el horror informe y primigenio a la amable cara de un vecino. Nacían iconos como Carrie o Cujo, entre otras tantas pesadillas de suburbio, que serían llevadas al cine. Aprovecho para reivindicar la fantástica versión de La Niebla (2007), perpetrada por uno de los últimos artesanos del cine, Frank Darabont.

El reconocido autor ha mostrado siempre especial predilección por sus recuerdos de infancia, y los niños han sido protagonistas de alguna de sus más celebradas obras. It se sitúa en lo más alto de la producción literaria de King, al aglutinar los referentes comunes de su obra. Para la traslación de espíritu del libro original a la pantalla, el elegido ha sido Andrés Muschietti, director argentino de gran fuerza visual, pero que todavía no ha encontrado la historia que dé lustre a su talento. Llamó poderosamente la atención internacional con su terrorífico corto Mamá (Andrés Muschietti, 2013) que no tardó en llegar al formato largo, gracias al interés de Guillermo del Toro en su faceta de productor. El resultado fue una fábula bastante descafeinada, bastante tramposa y que quitaba toda la efectista inmediatez a un relato que en su versión de dos minutos era escalofriante.

En todo caso, Muschietti dio señales de oficio, de conocer los fundamentos del cine de género. En It, el material que sustenta la trama es bastante más consistente que lo ofrecido por Mamá, y el director encuentra comodidad en la recreación de este mundo tan cotidiano, acorralado por lo sobrenatural. Vemos el apacible vecindario, en apariencia onírico, que esconde terribles secretos. Y no hablamos del monstruo. Tras cada muro, tras cada vivienda unifamiliar con jardín, cada protagonista arrastra sus propios fantasmas. Este ambiente de cruda realidad mantiene el contexto de la película, aunque queda en segundo plano cuando lo monstruoso se hace con su hueco de película, hasta devorar cada instante de metraje.

Entramos en las contradicciones del género, que parecen inevitables. Se renuncia a la complejidad y se deja al espectador que rellene los huecos, aunque de manera más amable y cómplice de lo habitual en estas producciones. Porque, en el fondo, todos queremos ver al payaso dentado perpetrando maldades. Los responsables de It lo saben, y dan carnaza de sobra. Entonces, encontramos el gran desequilibrio de la película, que lastra en gran medida la impresión final del espectador. El interés en los personajes escora en beneficio del susto, del impacto, del truco de trilero para provocar el salto en la butaca. Lo predecible, la emoción simple, arrebata protagonismo a unos personajes que se desvanecen y no producen la ternura esperada ni transmiten el carisma que los haga inolvidables.

Fotograma de It

Pennywise funciona, eso sí. Cada aparición es tensa, terrible y obliga a conectar a la fuerza con esos pobres niños acosados por el horror. Lo que no consigue la construcción de personajes, lo hace la descarga directa de adrenalina. Si el guion no acaba de funcionar, lanzamiento de angustia en estado puro y se acabó el problema.

La virtud de It es que, aunque caiga en muchos de los abismos del cine de terror, los esconde con bastante efectividad, y apenas son visibles durante el visionado de la película. Entre los ambientes conseguidos por Muschietti y el dichoso payaso, la aventura pasa volando y no da lugar al aburrimiento.

Otro de los problemas de It es la curiosa identidad de la película. A estas alturas, la historia es de sobra conocida, y al haber sido referencia para otras tantas historias, se convierte en un producto poco original y algo previsible. Y digo curioso porque It se vuelve prisionera de su propio éxito, al inspirar otros tantos productos con niños, bicicletas y monstruos. La madre del cordero va a rebufo de Stranger Things, cosas de la vida moderna.

Más entrañable que terrorífica, It es una montaña rusa bastante suave, de terror casi para todos los públicos, pero que juega de manera excelente con la nostalgia. El fin de la infancia, el horror de la edad adulta, la camaradería, la amistad, los ritos de iniciación, la pérdida, el ser un outsider en un mundo gris, son las metáforas escondidas tras la sonrisa del payaso. Funciona. A trompicones, pero funciona. En otras circunstancias, no pasaría de entretenimiento olvidable, pero está el terror como para dejar de celebrar triunfos, aunque sean tan justitos.

Tráiler:

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Ficha técnica:

It ,  EUA, 2017.

Dirección: Andrés Muschietti
Duración: 135 minutos
Guion: Chase Palmer, Cary Joji Fukunaga, Gary Dauberman (Novela: Stephen King)
Producción: New Line Cinema / KatzSmith Productions / Lin Pictures / Vertigo Entertainment / RatPac-Dune Entertainment
Fotografía: Chung Chung-hoon
Música: Benjamin Wallfisch
Reparto: Bill Skarsgård, Jaeden Lieberher, Sophia Lillis, Finn Wolfhard, Wyatt Oleff, Jeremy Ray Taylor, Jack Dylan Grazer, Chosen Jacobs, Nicholas Hamilton, Jake Sim, Logan Thompson, Owen Teague, Jackson Robert Scott, Javier Botet, Stephen Bogaert, Stuart Hughes, Geoffrey Pounsett, Megan Charpentier

4 respuestas a «It»

  1. Coincido en muchos aspectos, pero afortunadamente en estas épocas de remakes descafeinadas es que el film funciona, no aterra pero entretiene y da algún que otro susto. Los efectos están justos y la música es excelente para dar una excelente atmósfera al relato. Convengamos que la historia original es aterradora y el cine comercial no puede darse el lujo de no vender entradas, a pesar de esto tiene momentos dificiles de digerir. Se saca un aprobado.

  2. A pesar que creo estar casi acostumbrado, me sigo asombrando, por no decir horrorizando, por los paradigmas que parte del cine actual valora, incluyendo a un vasto sector de espectadores. La pelicula es tan de mal gusto y absurda como la inconmprensible calidad de escritor que se le quiere atribuir a Stephen King. Es curioso y a la vez logico que de su literatura de tan escasa categoria salgan peliculas que en epocas normales deberian ser desechadas por el publico…..pero como diria Charles Chaplin….»son tiempos modernos»…..Pobre del excepcional Edgar Allan Poe. Si levanta y ve en lo que se ha convertido una parte del la literatura de terror y su desvastadora puesta en pantalle, se vuelve a hundir con la «Casa Usher»…..

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