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Grafiti en el cine

 

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Movimiento en la disyuntiva

El grafiti se integra en una de las cuatro manifestaciones de un movimiento urbano revolucionario y rebelde, el hip hop, surgido como inquietud artística en la subcultura marginal en el sur del Bronx y en Harlem, en la ciudad de Nueva York durante la década de los setenta del siglo pasado, entre jóvenes latinos y afroamericanos. Si se buscan antecedentes, incluso se pueden encontrar remotos orígenes en pinturas paleolíticas o en la antigua Roma, cuando se dejaban mensajes sobre columnas o muros, y otros Grafitienelcinefoto1rastros menos lejanos, como el personalizado por Jack el Destripador, que escribió en la pared con la sangre de una de sus víctimas un mensaje, que fue borrado inmediatamente por la policía al ser considerado antisemita. También en la Segunda Guerra Mundial, se popularizó entre los soldados norteamericanos un dibujo que plasmaban allí por donde pasaban, con el logotipo Kilroy was here (Kilroy estuvo aquí), acompañado con la cara de un hombre asomándose a un muro, y que llegó a recogerse por el cine, en una pintada que se muestra al final del filme Los violentos de Kelly (Kelly´s Heroes, 1970), del director Brian G. Hutton, junto con la frase “up yours baby”.

Los grafitis son el resultado de pinturas realizadas con textos abstractos, generalmente en espacios y elementos urbanos públicos o privados, ya sea en muros, fachadas, persianas o trenes, efectuados muchos de ellos de una manera creativa e ilimitada, buscando el atractivo visual de gran impacto, además de la expresión y divulgación de elementos de crítica social y política. Lo que para algunos es un arte callejero, para otros es puro vandalismo, para cuya limpieza debe destinarse cada año una parte nada despreciable del presupuesto municipal, estando perseguido en muchas ciudades con fuertes multas, que pueden llegar a multiplicarse por reincidencia.

Grafitienelcinefoto2La primera película que dio a conocer el movimiento hip hop fue el filme estadounidense Wild Style (Estilo salvaje), del director Charlie Ahearn en el año 1983. Se trata de un drama musical, muy cercano al documental, cuyo principal valor reside en haber reflejado con fidelidad los principales iconos de este mundo: breakdance, rap y grafiti se dan la mano, con la intervención de personajes claves de la corriente, como Fab Five Freddy, Lee Quiñones, la Rock Steady Crew, Patti Astor o Grandmaster Flash. Con una banda sonora impactante, se convirtió en una verdadera obra de culto. El protagonista es el mítico artista de grafiti “Lee” George Quiñones, conocido como “Zoro”, y en su temática no rehuye la encrucijada entre la autenticidad de los grafitis ilegales en los trenes, y la proyección de los grafiteros en el mundo del arte y sus galerías. El logotipo del cartel de la película fue diseñado por TRACY168, y corresponde a un gran mural pintado en una pared del Bronx por Zephyr, Revolt y Sharp.

Grafitienelcinefoto3También en 1983, los realizadores Tony Silver y Henry Chalfant (famoso igualmente por sus fotografías de la cultura hip hop junto a Martha Cooper), rodaron en Nueva York el documental Style Wars (Guerra de estilos), que nos ofrece una mirada sobre la subcultura del grafiti desde los puntos de vista de varios jóvenes que pelearon por abrirse camino en su creatividad, el de sus familias, el de las autoridades de la ciudad, incluido su alcalde, la policía, críticos de arte, empleados del metro y hasta el de ciudadanos anónimos. La obra tuvo mucha difusión en festivales y consiguió el premio al mejor documental en el de Sundance del año 1984.

Grafitienelcinefoto4Precisamente, en el referido año 1984, Stan Lathan dirigió un largometraje dramático, Beat Street, sobre el movimiento cultural del hip hop, abordando el breakdance, el disc jockey y el grafiti, que se desarrolla también en la ciudad de Nueva York, siguiendo la vida de dos hermanos y su grupo de amigos, empeñados en alcanzar el éxito. En lo que respecta al grafiti, muestra la despiadada competencia para conseguir espacios en donde puedan pintar sus artistas y refleja un mundo cruel y feroz, en el que la justicia no es precisamente la que triunfa, con historias entrecruzadas, enfoque realista y banda sonora muy elaborada.

Grafitienelcinefoto5El pintor y escultor estadounidense, Julian Schnabel, llevó al cine, en 1996 y con el título de Basquiat, en su opera prima como director, una biografía del pintor neoyorquino Jean-Michel Basquiat, que abarca desde el año 1979, cuando todavía desarrollaba su temática artística en los muros del centro de Manhattan, bajo el pseudónimo SAMO © (SAme Old shit, en su traducción, la misma porquería de siempre), utilizando frases poéticas y a menudo críticas, hasta su prematura muerte en 1988, a la edad de veintisiete años a causa de una sobredosis de heroína. La película cuenta con la estimable ayuda de un gran reparto, encabezado por un convincente Jeffrey Wright como el artista protagonista, rodeado de gente tan emblemática como David Bowie, que hace de Andy Warhol, amigo y colaborador de Basquiat, así como de los actores Benicio del Toro, Gary Oldman, Dennis Hopper, Willem Dafoe o Claire Forlani. El realizador Julian Schnabel, que desarrolló una amistad personal con Basquiat en sus últimos años, iniciando el filme en ese punto de partida callejero del pintor, recorre su evolución desde que empieza a ser conocido en los circuitos de galerías de arte de la ciudad, con su vertiginosa evolución y ascenso como una figura cuyas obras alcanzaron en el mercado gran fascinación y valor económico, hasta llegar a ser considerado un artista clave de la segunda mitad del siglo veinte. Visualmente, con la inestimable ayuda del atractivo pictórico de una obra muy prolífica, que en apenas una década consiguió un inventario de alrededor de mil cuadros y unos dos mil dibujos, el filme consigue que nos recreemos en esos ambientes tan particulares, caprichosos y elitistas de los circuitos de arte en la ciudad de Nueva York de los años ochenta. De la miseria a la fama pueden existir muy pocos metros, y la película no deja de ser una reflexión sobre el impacto psicológico que es capaz de producir el éxito, ese reconocimiento profesional obtenido de una manera repentina y meteórica. Con una fascinante banda sonora, Schnabel tampoco se olvida de indagar sobre las principales preocupaciones que angustiaban a Basquiat, desde el racismo, el colonialismo, la esclavitud o la desigualdad.

La directora Tamra Davis realizó en 2010 un documental denominado Jean-Michel Basquiat: The Radiant Child, basado en material de archivo que la realizadora grabó cuando conoció al pintor afroamericano en 1985. La primera versión es un cortometraje de 20 minutos mostrada en el Festival de Sundance en el año 2006, convirtiéndose con posterioridad en este largometraje de 90 minutos, que incluye entrevistas y testimonios de personas cercanas a Basquiat, como el mismo Julian Schnabel, Larry Gagosian, Fab Five Freddy, Glenn O´Brien o Diego Cortez. Relata su ascenso trepidante, reflejando una personalidad rebelde que se movía entre la dicotomía de los referentes afroamericanos y occidentales, criticaba a la sociedad de consumo, y que evolucionó desde la miseria de las calles hasta terminar fotografiándose, mientras pintaba cuadros con trajes de Armani.

Grafitienelcinefoto6Bomb it se trata de un documental dirigido por Jon Reiss, del año 2007, que se ocupa de la cultura del grafiti, de su evolución desde las pinturas rupestres y su explosión en Nueva York en los años setenta, hasta su expansión a todo el universo en el siglo veintiuno. Recorriendo los cinco continentes, abarca ciudades como Londres, París, Amsterdam o São Paulo, establece la interacción entre todas ellas, reflexionando sobre la controversia legal que suscita en las urbes y sobre el control por el espacio público. Tampoco evade el cambio de actitud de los artistas, según se enfrenten a la pintura subversiva en las paredes o al trabajo de pago en galerías, y explora igualmente en la nueva tecnología utilizada por los grafiteros, desde móviles, Internet o proyecciones láser.

En el siguiente año, el 2008, el californiano Aaron Rose y Joshua Leonard dirigieron otro documental, Beautiful Losers, sobre la primera generación del underground estadounidense. Con el título en homenaje a una canción de Leonard Cohen (en su traducción, Hermosos perdedores), muestra la creación, el desarrollo y la obra del movimiento que surgió en la Nueva York de los años noventa, recolectando a un conjunto de artistas que, procedentes de diversos ámbitos de la cultura callejera, como el grafiti, la música alternativa, el skate o la fotografía, consiguieron exponer sus obras en galerías y museos. Precisamente, el propio director, Aaron Rose formó parte de aquel grupo, empezando a organizar exposiciones con colegas, que interesaron a público y prensa, surgiendo así la Alleged Gallery. El documental muestra, mediante entrevistas, a los protagonistas, la sorpresa de los mismos cuando desde un arte alternativo, comenzaron a realizar anuncios de productos diversos, a ser contratados por la administración pública para la elaboración de obras de arte o se iniciaron en el diseño de objetos para empresas. Estamos hablando de un grupo muy heterogéneo, que se ha dedicado y decantado desde la pintura al diseño corporativo, la fotografía o el cine: grafiteros como Shepard Fairey, famoso por diseñar la camiseta más vendida de la historia dedicada a un político: la de Barack Obama con la palabra Hope (esperanza); skaters transformados en fotógrafos como Ed Templeton; diseñadores como Geoff McFetridge, socio de una compañía de skates y productor de telas con sus diseños, además de pintar y realizar animaciones; y cineastas tan polémicos como Harmony Korine, autor de guiones como Kids, de Larry Clark (1995), y realizador de largometrajes como Gummo (1997) o la más reciente Spring Breakers (2012), o el director de musicales, actor y también director Spike Jonze, realizador igualmente de películas tan interesantes como Her (2013), o Cómo ser John Malkovich (Being John Malkovich, 1999).

Grafitienelcinefoto7En 2010, se entrenó el insólito documental Exit Through the Gift Shop, que no dejó indiferente a nadie, por el poso de falsedad que se vislumbraba tras sus imágenes, al despertar la sospecha de que se estaba ofreciendo ficción como documental, y encendiendo el recelo de que también se ocultaba al verdadero o verdaderos autores de la obra. Probablemente, de forma irónica y abusando de nuestra inocencia y necedad, en el mismo título ya se nos avisa de lo que se pretende: hacer pasar un producto en el que se busca el puro consumismo, la publicidad y su expansión en el más amplio sentido de la palabra, por una obra subversiva, incómoda, atentatoria contra políticas globales capitalistas y doctrinarias, y con adhesiones claras a una postura a favor de la paz, del cumplimiento de los derechos humanos y contraria a la opresión de los poderosos frente a los más débiles (precisamente, el título del largometraje hace referencia a la señal que suele indicar la salida de los museos, esa escapatoria que debe atravesar necesariamente la tienda de regalos). Porque ¿qué se nos pretende contar en el filme? Se supone que un ciudadano francés que vive en Los Angeles, Thierry Guetta (futuro Mr. Brainwash o lavador de cerebros), que es dueño de una tienda de ropa vintage, le entra la enfermedad de grabar con su cámara todo y a todos, hasta que decide centrarse en registrar, a inicios del siglo veintiuno y durante años, la elaboración y producto del arte urbano, algo intrínsecamente efímero que termina por no dejar rastro. Y las pistas le llevan al más famoso grafitero de la actualidad, por su rebeldía, sentido del humor, variedad de registros, calidad pictórica y oposición al burdo sistema de valores imperante. Estamos hablando de Banksy, anónimo pintor callejero británico que afirma en el documental, ocultándose en la negrura de su rostro y en la distorsión de su voz, que ha dirigido el filme. Todo suena a falso, pero, con tristeza para nuestro espíritu, resulta un falso muy atrayente, un mundo hipnótico, arriesgado y al límite, cuya visión se disfruta enormemente. A través de una puesta en escena que utiliza los recursos del documental, con testimonios, entrevistas, supuestas grabaciones directas en plena faena de “adornar” las paredes y el equipamiento urbano, con una sucesión de presuntos hechos planeados y materializados de forma lineal, la película termina volviendo a su inicio, y a mostrarnos la paradoja de que al final, quien se dedica a reutilizar ropajes viejos para venderlos como auténticos de firma en la moda, también es capaz de seguir la misma operación en el mundo del arte, y reciclar y reciclar elementos ya creados, haciéndolos pasar por verdaderas obras de gran calidad.

Grafitienelcinefoto8Por último, no queremos dejar de destacar una estimable y reciente película colombiana, Los hongos, del realizador Óscar Ruíz Navia (2014), que sigue el deambular de dos jóvenes grafiteros en la ciudad de Cali. Con una fotografía excelente y colorida, con estupendos planos secuencia y naturalidad en los intérpretes, el director nos muestra un estado de desorientación vital de los protagonistas y, sobre todo, el amor por ese arte urbano, reñido con la política local y preocupado por cuestiones sociales y ambientales.

Bibliografía:
Guía del Cine. Carlos Aguilar. Cátedra. Signo e Imagen.
Jean-Michel Basquiat. Ahora es el momento. Guggenheim Bilbao. Dieter Buchhart. La Fábrica.
Banksy Wall and Piece. Century.
Alfabeto graffiti. Claudia Walde. Editorial Gustavo Gili, S.L., Barcelona, 2011.

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3 respuestas a «Grafiti en el cine»

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