Críticas

Cine en sitios

Gente en sitios

Juan Cavestany. España, 2013.

gente-en-sitios_cartelEl maquiavélico aprovechamiento de la actual crisis económica en España por el poder político para presionar al ciudadano con hostigantes condicionantes tanto ideológicos como psicosociales (incluyendo, por supuesto, los laborales), obra directamente en la percepción sentimental de un perverso desafío. Ese al que hoy se enfrentan ciertos procesos de democratización, como el que amenaza nuestra cultura. Este es uno de los motivos por el que han germinado nuevas vías de adaptación a un medio maleado. Una cultura ad hoc de la propia cultura, que parte del low cost como concepto para posibilitar la producción de un tipo cine vetado al gran público y que se encamina hacia una instrumentalización del mismo, configurando una legítima forma de expresión.

Así, propuestas como las de Juan Cavestany gozan en estos momentos de un interesante sentido industrial y teórico. Gente en sitios se ha estrenado en salas de cine apenas unos días antes de su lanzamiento en Filmin y en DVD, en calidad de luminoso estigma complementario de su idea original. En el filme, Cavestany deleita mimetizando sus inquietudes con el tiempo y las formas posmodernos, a la vez que denuncia y reflexiona sobre estados vitales ligados a otros esencialmente cinematográficos: se trata de una sórdida amalgama multitextura de más de una treintena de piezas morbosas y desconcertantes que, paradójicamente, insuflan un enérgico hálito al subconsciente del que mira (que queda clasificado como un voyeur en toda regla). Sin duda, algo cercano al culmen tanto de significado como de significante del llamado «Otro (Nuevo) Cine Español».

Fotograma de Gente en sitiosValiéndonos de la vaguedad del título de la cinta, podemos sacar a colación otra letanía tomada por la prensa como axioma: «se dice» que Gente en sitios tiene como objeto mostrar las maneras en las que el hombre hace frente a las crisis. Más allá de su ambigüedad, este enunciado no es tan cierto como la familiarización que sugiere la película del propio término «crisis», transcrito en el esbozo de un inhóspito y abstracto paraje consustancial al hombre del siglo XXI. El cambio en las dinámicas de relación con el prójimo no es materia del surrealismo, sino un proceso fehaciente e imparable. El absurdo de la no-película (otro término de moda periodística) de Cavestany descansa sobre una imagen clara y muy específica: la politización del sentimiento humano, de cualquiera de sus emociones, haciendo hincapié en la connotación negativa, desde el amor al asco, pasando por las fobias, la inseguridad o la desconfianza.

Imagen de la película Gente en sitiosEl director madrileño velaba una innata deconstrucción de las convenciones –valioso fermento del alimento de Animalario (productora teatral con la que colabora) – que ha terminado por vomitar para Gente en sitios. La introversión regalada, aunque siempre oculta tras caras amigas (el amable truco del cameo reconocible), con la mínima contención de quien cuenta un sueño inquietante. No es ni tan marciana como Dispongo de barcos (2010), ni tan correosa como El señor (2012), pero mantiene la patente humorística que ya desinhibió Gente de mala calidad (2008). Eso sí, el cineasta ha atenuado su habitual esquizofrenia comunicativa para hacerse más asequible (el recurso chanante como reclamo comercial) y crítico. Porque es innegable el reconocimiento de cierta vocación incendiaria, a veces sugerida (la bandera española desenfocada que se intercala en la pieza protagonizada por Eva Llorach), a veces totalmente visible: el discurso antisistema de Juan Carlos Monedero en un taxi casa con la cháchara afónica de un Coque Malla trocado en mendigo que busca un regalo para su novia en un desguace.

Gente en sitios, de Juan CavestanyEste maniobra enfrenta los sketches más apalancados en la depresión emocional, como El puente de Kafka (gran elección del hiperlaxo Javier Botet) o el del cambio de cara (la rutina matrimonial para trivializar los lavados de imagen), con otros de eminente voluntad política, como el de la búsqueda de trabajo o los especialmente reveladores del «se te ha olvidado» (mención especial para el hombre que ha perdido el sueño). Pero ambas posturas se complementan bajo el foco del envite a la educación social, norma impuesta de fondo que, llevada a una síntesis extrema, explicaría la alienación del hombre como una fase intrínseca a su naturaleza. Qué mejor manera de despertar conciencias patrias que una película tan idiosincrática (volviendo a la prensa: la mayoría de elogios al filme procura el adjetivo «español»), donde no desentonan ni la autoparodia ni la demanda de un cine libre (segmento de la chica en el coche). Ojalá Gente en sitios opere en la trasgresión espiritual de la tradición y esa causa absorba el actual estado anímico de nuestro audiovisual. Ojalá Juan Cavestany sea el profeta de la era digital que nos guíe en el paso del poshumor al poscostumbrismo.

Trailer:

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Ficha técnica:

Gente en sitios ,  España, 2013.

Dirección: Juan Cavestany
Guion: Juan Cavestany
Producción: Apaches Entertainment
Fotografía: Juan Cavestany
Música: Aaron Lux, Nick Powell
Reparto: Maribel Verdú, Adriana Ugarte, Alberto San Juan, Antonio de la Torre, Santiago Segura, Coque Malla, Ernesto Alterio, Javier Gutiérrez, Carlos Areces, Irene Escolar, Julián Villagrán, Raúl Arévalo, Roberto Álamo, Eva Llorach, Eduard Fernández, Javier Botet, Tristán Ulloa, Diego Martín, Martín Rivas

2 respuestas a «Gente en sitios»

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