El francotirador

Cada una de sus intervenciones en su extensa filmografía nos muestra que Clint Eastwood es un cineasta extraordinario. Desde aquellos comienzos legendarios en 1963, con la película western hispano-italiana Por un puñado de dólares, dirigida por el entonces desconocido Sergio Leone, Eastwood comenzó a desarrollar un estilo muy personal, con frecuentes intervenciones en el mundo de los personajes extraños, no convencionales, antihéroes, especies de hombres sin nombre, seres humanos que se deslizaban por las incómodas fronteras que existen entre el bien y el mal. Este estilo lo ha desarrollado tanto como actor como director y le ha permitido saborear el éxito en todas las dimensiones del cine y recibir premios y reconocimientos. Es interesante anotar que los alcances de Eastwood en el cine se extienden a la música. Es pianista y compositor y ha tenido que ver con las bandas sonoras de varias de sus películas, como Los puentes de Madison, Mystic River, Million Dollar Baby, Flags of Our Fathers, Grace Is Gone, Changeling, Hereafter y J. Edgar. En El Francotirador ha compuesto el tema «Taya’s theme». Vale la pena saber que en 2007 Eastwood recibió un doctorado honoris causa en música del muy prestigioso Colegio Berklee de Música.

Para tratar temas controversiales, Eastwood maneja una impresionante capacidad para dejar que sean la acción y los hechos los que den el mensaje, que como los temas mismos, es asunto de contradicciones y de controversias, pero que se presentan de una manera limpia, sin intentos de abstracción o de relativismo. No es que no se dé la ocasión para el análisis o la libre interpretación. Por el contrario, el banquete está servido para que aprecien todos los distintos sabores, los cuales pueden ser degustados y mezclados a gusto del espectador, sin que el director condicione.

Este es el asunto clave en El Francotirador, cuyo sentido existencial podemos captar mejor en el título original American Sniper, dado por el personaje central de la historia, Chris Kyle cuando escribió la historia de su vida, llevada al cine en esta película.  La palabra sniper se refiere, además del concepto de francotirador, es decir, disparar a otros desde sitios escondidos, al concepto de incursionar mordazmente, efectivamente, sarcásticamente, sobre lo que el otro exhibe o muestra, con el fin de sabotearlo. Tal como lo hace el tirador cuando dispara a los pájaros denominados “snipe” del género gallináceo que se ocultan y se pavonean entre los juncos de las áreas pantanosas, sin mayor conciencia de que algún sniper les va a disparar. Kyle, protagonizado por Bradley Cooper, fue el más certero y efectivo francotirador del ejército norteamericano en la guerra de Irak, sus aciertos permitieron dar de baja a numerosos enemigos. En la película todo transcurre alrededor del personaje, protagonizado por Bradley Cooper. No es mucho lo que habla o discute sobre su oficio, que lleva a cabo desde los techos de edificios de color ocre perdidos en la selva urbana de los pueblos ocupados por el ejército en sus avances en Irak. Se nos muestran, con preciso detalle, las secuencias de eventos que conducen al disparo efectivo: la observación con anteojos de larga vista y la localización del posible objetivo; la calibración de la distancia; la espera que permita definir si en realidad de se trata de alguien que signifique peligro, antes de disparar; los momentos de agonía previos, ya que finalmente se trata de una decisión del tirador. Decisión que puede dar lugar a consecuencias muy negativas si se da de baja a una persona inocente (investigaciones internas, acusaciones de la prensa y de las personas que defienden los derechos humanos y que se oponen a la guerra injusta contra el débil)

Kyle va sintiendo cada vez más y más el peso de estas mortales decisiones y si bien, según sus propias palabras, está dispuesto a responder ante su creador por cada una de sus muertes, el agobio crece, el impacto mental se hace sentir y las dificultades personales y familiares son evidentes. En más de una ocasión se comunica con su bella esposa, por celular, mientras transcurren a su alrededor acciones de batalla, llenas de riesgos personales. Su mujer se convierte en su mayor fuente de contradicciones y dudas y de ello nos enteramos en el campo mismo de batalla.

Se trata de batallas especialmente complejas, en las cuales no se distingue fácilmente entre el enemigo y las poblaciones entre las cuales se mueve, hombres, mujeres y niños que tienen costumbres distintas, miradas, palabras y sentimientos incomprensibles. Todo esto crea un ambiente de incertidumbre, de estrés moral y físico. Y sin embargo, el enemigo es real, tiene armas, igualmente cuenta con francotiradores y emprende también acciones valientes, algunas inteligentes y estratégicas, otras absurdas y desesperadas. Es una guerra de desgaste que daña a las personas, sean estas idealistas, bien intencionadas,  o no.

La guerra crea personajes y leyendas, como el caso de Kyle, a quien en efecto, sus compañeros agradecidos llegan a conocer como “la leyenda”. Por ello ha llegado a nosotros esta historia de combate moderno, que si bien se basa en proyectiles, armas de destrucción y ataques aéreos, en realidad se desarrolla y se construye con acciones individuales, casa por casa, hombre por hombre. Así el mensaje nos llega claro y preciso, contado con base en personas de la vida real que sufren, que atacan y se defienden, que viven y mueren. Como sucede con el protagonista, un héroe americano moderno que finalmente es asesinado de manera absurda, no por balas enemigas, sino por algún compañero veterano de mente perturbada. Algo que no deja de ser frecuente en la trágica historia de la humanidad y sus personajes heroicos.

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