Viñetas y celuloide 

Cómic y cine, más allá de los superhéroes

El cine y el cómic están en constante comunicación. El mundo de la viñeta, de hecho, no alcanzó cierta madurez narrativa hasta que puso sus ojos en el séptimo arte, pero han sido numerosas las ocasiones en las que el cómic ha devuelto el favor a la forma de hacer películas. ¿Qué hubiese sido de obras tan reconocidas como Robocop o Matrix sin la influencia del cómic?

En los últimos tiempos, parece que las películas basadas en el mundo de la viñeta no pasan de la adaptación a la gran pantalla de los universos superheroicos de Marvel o DC. La guerra entre ambos sellos ha dinamitado las taquillas del mundo entero con los épicos enfrentamientos entre estos semidioses modernos, con productos que parecen adaptarse a fórmulas preestablecidas con muy poco margen para la experimentación. Aunque esto es así en la mayoría de las ocasiones, lo cierto es que entre todos estos estrenos hemos visto auténticos espantos cinematográficos mezclados con otras películas que, al menos, ofrecen espectáculos bastante dignos.

Hay vida más allá de los superhéroes. El cómic es un medio diverso, con una gran historia a sus espaldas, en la que el género de héroes enmascarados es una parte vistosa e importante, pero una pieza más del enorme mosaico ofrecido por esta extraordinaria forma de expresión visual. Por supuesto, hay decenas de películas, algunas de enorme importancia, que se han basado en novelas gráficas. Hoy proponemos alguna de ellas, como ejemplo de que los encuentros entre ambos medios tiene más recorrido aparte de las rutas conocidas.

Daniel Clowes y su mundo fantasma

Thora Birtch y Scarlett Johansson en Ghost WorldGhost World se publicó originalmente en 1997, enmarcado en las corrientes alternativas que se encontraban en pleno apogeo en aquella década. El agotamiento del género de superhéroes durante esa década provocó el éxodo masivo de lectores hacia nuevas formas de expresión dentro del medio, a la búsqueda de una madurez a la que los grandes sellos habían renunciado a favor del efectismo comercial.

La historia de Clowes se sitúa en la más absoluta aceptación de lo cotidiano como fuente de inspiración para crear una serie de personajes tan excéntricos como cercanos y reconocibles. Las protagonistas de este peculiar retrato costumbrista repleto de humor negro son dos adolescentes que se enfrentan a la vida adulta tras el término de su etapa escolar. Sin muchas expectativas en su pequeña comunidad, ambas afrontan su futuro sin demasiado entusiasmo. En las páginas de Ghost World las dos protagonistas evolucionan en su relación, entre ellas y con el resto de los peculiares habitantes de este mundo fantasmal, reproducido por Clowes con obsesión cromática, con unos personajes que parecen constantemente iluminados por la luz crepuscular.

La adaptación cinematográfica fue dirigida por Terry Zwigoff en el año 2001, aunque para su proyecto contó con la total colaboración de Daniel Clowes, autor de la novela gráfica original. Ambos escribieron el guion de la película, que traslada con total acierto la sensación de hastío existencial y el humor referencial, protagonistas de la obra de Clowes.

El reparto está plagado de nombres conocidos. Thora Birtch encarna a la irritante Enid, ya ya había probado las mieles del éxito con American Beauty (Sam Mendes, 1999), mientras que  el papel de Rebecca recayó en una jovencísima Scarlett Johansson. Ambas actrices recibieron elogios  por sus interpretaciones, aunque la película no resultó un gran éxito de taquilla. Por suerte, ha entrado en la categoría, auténtico cajón de sastre, «de culto», salvada por las buenas críticas que recibió en el momento de su estreno.

David Cronemberg y la violencia

Una-Historia-ViolentaUna historia de violencia (David Cronenberg, 2005) resultó para muchos una auténtica decepción. El director canadiense abandonaba los envoltorios fantásticos para un acercamiento realista y sin concesiones a la cara salvaje del ser humano. Una reflexión sobre el peso del pasado, sobre las máscaras que llevamos día a día. La violencia seca llena de brutalidad ahonda en los conflictos de un hombre con su familia, con la vida que llegó a olvidar y consigo mismo. El resultado no gustó a los fans de Cronemberg, acostumbrados a sus fantasías sobre deformidades y aberraciones científicas, pero encandiló a la crítica, sorprendidos por el cambio de rasante tan brutal del director. Incluso recibió dos nominaciones a los premios Oscar de ese año, incluido la de mejor guion adaptado, y es que el origen de esta turbia historia hay que buscarlo en el mundo de la viñeta.

Una historia violenta se publica en 1997, creación de John Wagner al guion y Vincent Locke en el apartado artístico. El ambiente de tensión en crecimiento y los conflictos planteados por Cronenberg en su adaptación se gestan en un fantástico blanco y negro, tan sobrio y salvaje como lo plasmado en la película, aunque, en este caso, la autoridad de un director con tanta personalidad consigue una obra autoral muy marcada, con inspiración en el cómic, sí, pero trascendiendo las formas literarias y plásticas de Wagner y Locke.

Camino a la perdición

La sugerente y teatral película de Sam Mendes, estrenada en el año 2002, recibió el aplauso unánime de crítica y público. El excelente reparto tuvo bastante responsabilidad en este éxito, plagado de grandes nombres del cine americano. Tom Hanks se presentaba en un rol bastante diferente a las reiterativas interpretaciones de hombre sencillo y buena gente, acompañado por el veterano Paul Newman y  Jude Law. Varias candidaturas a los Oscar de ese año certificaron la calidad de esta película, basada en personajes contradictorios, absorbidos por un mundo de violencia.

Póster promocional de Camino a la PerdiciónCamino a la perdición es la adaptación de la novela gráfica del mismo nombre, de Max Collins como escritor y Richard Rayner en el tablero de dibujo. Lo curioso es que, en este caso, nos encontramos en una comunicación entre distintos medios todavía más compleja que la simple adaptación. La novela gráfica también se inspira en una obra anterior, el manga Lobo Solitario y Cachorro, de Kazuo Koike, obra capital para entender la evolución del cómic, más allá de las fronteras japonesas. Autores de la talla de Frank Miller han reconocido las influencias claras en su estilo de dibujo que ha tenido esta legendaria obra. Incluso el propio Miller se encargó de dibujar las portadas de la edición americana de Lobo Solitario. El truco de Collins y Rayner fue el cambio de contexto; el japón feudal por la América de la ley seca, pero el mismo mundo de traiciones y violencia. Lenguajes tan diferentes encontraron acomodo en el resultado para la gran pantalla, de nuevo, gracias a la habilidad de Mendes para llevar la idea original a su terreno.

Los ejemplos son muchos, y sin duda volveremos al tema en futuras entregas de VIÑETAS Y CELULOIDE. Estas películas, reconocidas y aplaudidas, son muestras claras del fabuloso intercambio que se puede dar entre diferentes artes, con lenguajes que cuentan tantos puntos en común. Igual que en otras épocas, el cine ha encontrado temas e historias en el teatro o la literatura, hoy mira hacia las coloridas páginas del cómic, sin miedo, consciente de que ya hace muchos años que el mundo de las viñetas ha trascendido el cliché generalizado de producto infantil de consumo rápido. Un encuentro feliz, que, de seguro, nos dará muchas más alegrías.

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2 respuestas a «Cómic y cine, más allá de los superhéroes»

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