El juego del ratón y el gato

The chaser

(Chugyeogja). Na Hong-ji, Corea del Sur, 2008

Por Manu Argüelles

Versus Entertainment nos informa mediante una nota de prensa conforme tienen previsto el lanzamiento en dvd en venta directa, el The chaserpróximo 26 de mayo, de la película coreana The chaser, en una edición de dos discos junto con contenidos adicionales. Si todavía no la han visto, corran tras ella. Y no es para menos, ya que The chaser es un brillante thriller policial, centrado en persecuciones y carreras, tal como el título de la película anuncia.

¿Cómo resolver una trama cuando el asesino es atrapado a la media hora de largometraje? The chaser tiene la respuesta. Esa es la vigencia y fuerza del cine coreano en el panorama actual, frente a fórmulas prototípicas explotadas en el cine occidental (norteamericano), en el tratamiento de los géneros. Especialmente, el que nos ocupa, es donde mejor se pueden apreciar las notables diferencias entre los dos tradicionales bloques geográficos. Si Estados Unidos recurre a los estilemas de los años 70 para revitalizar el género[1], en Corea del Sur nos demuestran, desde hace unos cuantos años, que ellos pueden aportan formas de encauzar el género bajo formas inusuales, atrevidas y originales sin tener que recurrir a perspectivas revisionistas. Y todo ello sin descuidar la construcción de personajes y tramas bien soldadas y consistentes, amén de un fabuloso ritmo bien pautado que hace que te quedes enganchado a la butaca.

The chaserSi Bong Joon-ho con Memories of Murder (2003) o la misma Running turtle (2009) de Lee Yeon-woo, que pudimos ver en el BAFF, navegan por diferentes climas genéricos para hacer pasear al espectador por varios tonos que casan y se complementan en una habilidosa recombinación (del melodrama al thriller pasando por la comedia), The Chaser mantiene intacta su adhesión al marco al que se agarra con firmeza. Esa pureza, que puede perjudicar en su contra, es salvada mediante la forma de plantear las situaciones y atreverse a colocar al espectador en encrucijadas, cuya resolución jamás sería zanjada en dichos términos desde una perspectiva hollywoodense. Así, The Chaser recurre a las convenciones sobre el diseño narrativo del género pero la conclusión de los puntos de inflexión habituales (por ejemplo, la chica raptada por el asesino nos es mostrada en montaje paralelo para que vayamos viendo sus progresos en su intento de zafarse de las cuerdas que la mantienen atada), nunca es abordada con la previsibilidad y rutina habitual. Dicha opción predecible, que no es la de The Chaser, una de dos, o demuestra poco apego a la estructura que se sigue, evidenciando una imposición comercial que no parece partir de sus principales artífices, o se demuestra una cansina y nula creatividad que acaba repercutiendo en el espectador, ya que le consideran como un sujeto dócil que asumirá con total sumisión que se vuelva a descifrar todo bajo la típica y esperada manera. Ese mal menor, que algunos alegarían, en The Chaser no tiene espacio. Y es algo digno de remarcar. Porque este largometraje nos demuestra que no todo se tiene que decir de la misma manera. No tanto lo que se cuenta sino cómo se explica. Nos alegramos que todavía se apueste por esa voluntad de querer sorprender al espectador. Aunque parezca una tarea harto imposible, Corea del Sur nos demuestra lo contrario.

Para llevar a cabo el enfoque audaz, Na Hong-jin impone al espectador una previa conformidad que no será del gusto de todos. Llegados a este punto, es necesario realizar un aviso para navegantes. Entenderán por qué Javier Moral la citó en su texto. Deben saber que se encontrarán ante un largometraje muy violento (tanto gráficamente como anímicamente), brutalmente seco y que va a olvidarse del goce genérico que puede vivir el espectador. Aunque deseemos que todo vaya a acabar razonablemente bien, no esperemos que Na Hong-jin quiera recompensarnos como acuerdo tácito entre creador y espectador. La imprevisibilidad de que eso se cumpla, en su permanente espacio putrefacto y amoral, es la materia para que el suspense se geste. Y de qué manera.

The chaserQue el protagonista sea un antihéroe no es nada nuevo. Para empezar, Eom  (Kim Yun-seok) es un antiguo detective proxeneta, que ante la desaparición de varias de sus prostitutas, cree obcecadamente que alguien se las está robando. Las maneras para con ellas son crueles y despiadadas y cuando decide buscar el paradero de Kim (Seo Yeong-hie), lo hace puramente por motivos económicos. Pero todo personaje puede tener su opción para redimirse. Y ese giro vendrá propiciado ante el encuentro de Eom con la hija de Kim. La infancia entra en el film como potencia de la mirada humanista. La niña es la que propiciará que la búsqueda de Eom adquiera tonos profundamente obsesivos y desesperados, al efectuarse una rotación en las motivaciones del personaje. En ese sentido, la persecución adquiere visos apasionantes, aunque lo dicho, dejemos en suspenso que la trama de redención pueda concluirse. Porque más que la autosuperación del personaje, lo que interesa es su proceso gradualmente desquiciado, algo que ya nos recuerdan los films de Park Chan-wook.

No solo por la forma de concebir la violencia, algo muy inherente en buena parte de la cinematografía coreana[2], puede hacernos pensar en localismos específicos que permiten desviar a The Chaser de los modelos occidentales. No sé hasta qué punto será cierto, pero si el cine puede ser una ventana al mundo,  a uno le da que pensar que en Corea del Sur tienen un serio problema con la institución policial. La problemática se nos muestra anegada de una incompetencia procaz junto con una lucha entre los diversos cuerpos de seguridad por la jurisdicción de su área, sin contar los intereses políticos entre un maremoto de burocracia que entorpece las investigaciones policiales. Es tal la recurrencia de estos aspectos en sus largometrajes policiales, y The Chaser vuelve a ello, que creo que se está convirtiendo en una seña de identidad del thriller coreano. Si ustedes no conocen esta forma de hacer, The Chaser en dvd les brinda una magnífica oportunidad para comprobar el aspecto diferencial. Y no se arrepentirán. Para que luego digan que el género está gastado.


[1]  Valgan como ejemplos: 16 calles (16 blocks, 2006) de Richard Donner, Zodiac de David Fincher (2007), Dueños de la calle (Street kings, 2008) de David Ayer o Asalto al tren Pelham 123  de Tony Scott (The taking of Pelham, 123, 2009)

[2] Una producción que refleja continuamente unas dinámicas crispadas, coléricas y feroces en la interrelación de los personajes, amén de un impúdico gusto estético por la explicitud visual.


Festival y galardones:

Festival de Cannes 2008. Fuera de competición.

Festival de Sitges 2008. Premio Orient Express.

Ficha técnica:

The chaser (Chugyeogja), Corea del sur, 2008

Dirección: Na Hong-jin
Producción: Choi Moon-Su
Guión: Na Hong-jin, Shinho Lee, Won-Chan Hong
Fotografía: Sung-Je Lee
Montaje: Kim Sun-min
Música: Yongrock Choi
Interpretación: Kim Yun-seok, Ha Jung-woo, Seo Yeong-hie, Jung In-gi, Park Hyo-ju

 

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