Críticas

Corrupción en las Rías Baixas

Todo es silencio

José Luís Cuerda. España, 2012.

Fins (Quim Gutiérrez), Brinco (Miguel Ángel Silvestre) y Leda (Celia Freijeiro)  son tres amigos que viven en la costa de Noitía, en Galicia, donde el contrabando se va constituyendo en narcotráfico y las amistades se ven afectadas por el tiempo, los amores de juventud y un pasado que vuelve en forma de amenaza para desestructurar la organización regentada por el temible Mariscal (Juan Diego), un lugarteniente que lo da todo por su pueblo, sin cuestionar la legalidad de sus métodos.

José Luis Cuerda adapta nuevamente una novela de Manuel Rivas, quien también escribe el guión. Todo es silencio contiene una prosa de expresa intencionalidad lírica, que toma la forma de reproches cuando se habla desde el despecho que provoca el abandono del primer amor o de lecciones y sentencias cuando el interlocutor es la familia o el propio Mariscal.

Pueden señalarse dos partes bien diferenciadas y sigue una cronología lineal durante más de dos décadas.

La primera parte cuenta con una puesta en escena que nos sitúa en un ambiente de fábula, en una villa misteriosa donde los niños alternan sus trabajos con sus sueños, en un mundo cuya crueldad descubren a edad temprana. Su constante necesidad de evasión contagia al espectador gracias a la fresca interpretación de Carolina Cao (Leda niña), Áxel Fernández (Fins niño) y Sergio González (Brinco niño), quienes serán los encargados de llenar de magia esa primera parte.

Los planos generales de las rías baixas se componen de preciosas estampas tristes, pero a la vez de una belleza casi pétrea, que muestran un entorno grisáceo con tintes oníricos. A través de ellos, percibiremos una primera parte divertida y espontánea que, casi a modo de cuento, sienta las bases del triángulo que regresará dos décadas después.

La historia pierde fuelle en su transición y se detiene demasiado al inicio de la segunda parte. El equilibrio se consigue gracias al nexo de unión de ambos momentos que viene encarnado por el Mariscal en una soberbia interpretación de Juan Diego, en la que desata su curtida experiencia cinematográfica. La secuencia en la que es entrevistado por una periodista es de aquellas en las que su talento interpretativo empequeñece la propuesta fílmica de Cuerda.

A Miguel Ángel Silvestre le sienta bien su papel, aunque no acaba de convencer en los momentos en los que el drama se impone, mientras que Quim Gutiérrez realiza una interpretación sobria, en un papel difícil, cuya resolución se ve afectada por la elipsis temporal del argumento.

Xoque Carvajal, en el papel de Chelis, es el encargado de transmitir tensión al espectador en una de las escenas con el hijo de Lena y Brito, así como en el preludio de las escenas finales del film.

Leda es el vínculo entre Fins y Brito, la punta del triángulo que mantiene unidos a los tres personajes y resulta ser uno de los pilares más fuertes de toda la trama.

Todo es silencio ofrece una gran adaptación de la novela de Ribas, una historia bien hilvanada, con un final anunciado y esperado, pero que ofrece atractivas secuencias de acción, como la persecución en las lanchas por la costa de Noitía, filmada con unos primeros planos que recuerdan, por la disposición de la cámara, el estilo de Alfred Hitchcock.

La película alterna escenas bellas y pausadas, como las rodadas en la antigua escuela de los americanos con un sugerente picado, con escenas que generan tensión, como el encuentro entre ambos personajes veinte años después de su separación, encuentro que ofrece uno de los momentos más notables del film.

Cuerda introduce un fado cantado por Sira, la madre de Brinco (Iria Penha), que recuerda los interludios musicales que habitualmente aparecen en el cine de Pedro Almodóvar.

El contrabando es el protagonista silencioso que impregna toda la trama. La guardia civil, los sobornos y la organización de las redes clandestinas que sucumben ante la criminalidad con el paso de los años, rodean la vida de los personajes de Noitia.

A pesar de que el conjunto del esquema narrativo ofrece una sugestiva historia que recuerda a grandes rasgos a Agallas (Andrés Luque, 2009), la previsible escena final peca de precipitada al igual que el cierre de algunas de las subtramas.

La frase “Si el malo de la película es bueno, la película es buena”, aparece  cuando los personajes se encuentran hablando de la filmografía de John Wayne. Si la aplicáramos a Todo es silencio, la conclusión nos llevaría inevitablemente a calificarla de manera positiva, puesto que el malo está magistralmente encarnado por Juan Diego, el Mariscal. Sin embargo, ni su interpretación ni la del triángulo protagonista la salva de una ligera sensación de mediocridad.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Todo es silencio ,  España, 2012.

Dirección: José Luís Cuerda
Guion: Manuel Rivas
Producción: Tornasol Films, Zebra Producciones, Milou Films, Castafiore Films, Televisión Española (TVE), Canal+ España, Foresta Films
Fotografía: Hans Burmann
Música: Sergio Moure de Oteyza
Reparto: Quim Gutiérrez, Miguel Ángel Silvestre, Juan Diego, Luis Zahera, Celia Freijeiro, Chete Lera, Adolfo Fernández, Laura Ponte, Xoque Carvajal

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